SIGNOS INEQUÍVOCOS DE QUE ESTÁS VIVIENDO EN EL 2022
Tienes conectado al wifi hasta el microondas.
No has jugado al solitario con cartas reales en años.
Tienes 10 grupos de WhatsApp con tu familia y amigos.
Mandas mensajes desde WhatsApp a tus compañeros de la mesa de enfrente para preguntarles: «¿Te apetece bajar al bar?»; y ellos te contestan: «Vale, dame sólo cinco minutos.»… o hablas con tu compañero de al lado, mediante mensajes en el ordenador.
Chateas’ varias veces al día con un extraño de Sudamérica pero aún no has hablado con el vecino de la puerta de al lado ni una sola vez en lo que va de año.
Te compras un ordenador y a la semana ya está anticuado.
La razón por la que no estás en contacto con algunos de tus amigos es porque no tienen WhatsApp (aún)
Tu idea de organización se basa en el uso de ‘post-it’ de diferentes colores.
La mayoría de los chistes que te cuentan te llegan por WhatsApp en lugar de en persona.
Cuando llegas a casa después de un largo día de trabajo contestas al teléfono de forma comercial: «Hola, buenos días, dígameeeee.»
Cuando llamas desde casa marcas un 0 sin querer para tener línea exterior.
Llevas tu ‘curriculum vitae’ en un dispositivo USB.
Alucinas si te suben el sueldo un 10%.
Te enteras de lo que pasa a tu alrededor en las noticias de las 21:00h o en tu portal de Internet.
Lo peor de un fallo en el sistema informático es que puedas perder tus mejores fotos.
Tu jefe no sabe hacer tu trabajo.
Los de Personal echan gente de la plantilla fija y ellos van ganando primas de antigüedad.
Los salarios de los directivos son más altos que el producto interior bruto de todos los países del tercer mundo juntos.
Es de noche cuando vas y cuando vuelves de currar hasta en verano.
Sabes exactamente cuántos días te quedan para jubilarte y no tienes claro si tendrás pensión.
Los candidatos a trabajar en la empresa, independientemente de sus conocimientos o experiencia, acaban la entrevista cuando les dicen el salario de partida.
Ves a una persona con buen aspecto e inteligente por la oficina y sabes que sólo puede ser un visitante.
Tu dieta se basa en la repostería que sobra de las reuniones.
Al jefe del departamento le compran el último grito en portátiles mientras tú te vas a tomar algo mientras el tuyo arranca.
Estar enfermo se define como no poder andar o estar ingresado en el hospital.
Ya vas retrasado cuando te acaban de dar una nueva tarea.
No hay dinero en el presupuesto para las cinco personas fijas que necesitaría tu departamento, pero se pueden permitir cuatro auditores a tiempo completo para aconsejar al jefe de estrategia.
Las frases favoritas de tu jefe son: «Cuando tengas unos minutos…»; «Podrías hacerme esto en un rato que tengas libre…»; «Ya sé que estás muy ocupado pero tengo una…»
Las vacaciones son algo que arrastras de un año para otro.
Tus amigos y familiares describen tu trabajo como «trabaja con ordenadores o algo así…»
La razón por la que reconoces a tus hijos es porque tienes sus fotos como fondo del escritorio de Windows.
El único maquillaje que tienes es tu marcador fosforito.
Lees esta lista y afirmas con la cabeza mientras sonríes.
Mientras lees la lista vas pensando en hacer un ‘forward a tu grupo de e-mail «Gente a la que envío chistes».
Piensas que a lo mejor el grupo de chistes pueda haber visto ya la lista, pero pasas de comprobarlo y lo mandas de todas maneras.