Enseguida el guía me llevó a un subterráneo tenebroso donde vi muchos de nuestros alumnos actuales y muchísimos que vendrán después. Todos estaban cubiertos de gusanos y de asquerosos insectos que les roían y les devoraban el corazón, las manos, los ojos, la boca y los pies. Daba verdadero horror el ver la manera tan cruel como eran atormentados por esos gusanos e insectos. Allí estaban escritas estas palabras de la Sagrada Escritura: “En el día del Juicio, el Señor Omnipotente les dará como castigo entregar su cuerpo a los gusanos; y llorarán de dolor eternamente” (Judith 16,17).
Y el guía me explico: – Los gusanos significan los remordimientos que sentirán al recordar que tuvieron mil remedios y ocasiones para convertirse y empezar a ser mejores y no los quisieron apreciar. Esos insectos significaban la tristeza que sentirán por todos los pecados no perdonados. Son los recuerdos amargos de tantas promesas que le hicieron a Dios y a la Virgen de que iban a cambiar y a mejorar de conducta, y no cumplieron lo prometido. Serán las angustias que sentirán al pensar que habrían podido salvar si se hubieran hecho pequeños sacrificios para no pecar, pero no los quisieron hacer y se perdieron. Esos gusanos son los recuerdos de tantos propósitos de enmienda que fueron hechos pero no fueron cumplidos. El castigo eterno está lleno de gente que sí hizo propósitos de mejorar su conducta pero no los cumplió.