“La perfección de la vida presente consiste en conocer nuestras imperfecciones” (S. Jerónimo). En efecto, desde el punto en que reconocemos nuestras imperfecciones, desconfiamos de nuestras fuerzas y nos ponemos en las manos de Dios, el cual, como dice el Salmista, es el protector de cuantos ponen en Él su confianza”.
(S. Alfonso Mª de Ligorio, “Meditaciones sobre la Pasión de JC”)