“Perseverar en la oración a pesar de la sensación de vacío espiritual tiene un valor singular que no puede ser sustituido con ninguna otra oración, por espontánea que sea. Significa, en efecto, tomar la fe absolutamente en serio, orar por fidelidad a la palabra de Dios y hablar en la oscuridad a Aquel que nos oye aunque no sepamos nada de Él”.
(R. Guardini, «Introducción a la vida de oración», pp. 65-66)