Amistad
Todos deseamos tener amigos. Pero hay pocos que, de verdad, quieran ser amigos. Más rentable que tratar de ver si mis amigos son buenos, es ver si yo soy buen amigo. Al que es buen amigo, se le multiplican los amigos. «Cuando mis amigos son tuertos, los miro de perfil». (J. Joubert).
«En la prosperidad, nuestros amigos nos conocen. En la adversidad, nosotros conocemos a nuestros amigos» (Curton Collins).
Ahora la anécdota de una niña que se sentía sola y sin amigas…
La infeliz mortal.
Había en un colegio un curso de niñas de ocho años, tan pequeño, tan poco numeroso, que cuando una se acatarraba, estornudaban todas.
Una de ellas, algo más mayor, era muy fantasiosa y tenía una imaginación desbordante.
Un día escribió un papel y de forma bastante ostensible lo tiró en la papelera.
No se equivocó: funcionó la curiosidad entre sus compañeras. En la primera oportunidad, cuando creyeron que ella no se enteraba, lo recogieron para ver lo que había escrito.
Decía así:
«Nadie me quiere. Nadie me comprende. A nadie le importo. Estoy sola».
Y firmaba: «La infeliz mortal».