Una persona con una misión pública tiene obligación de dar buen ejemplo. No hay que dar razones al enemigo para que critique y calumnie, aparte de que actuar en contra de nuestros principios es incoherente y, por lo tanto, vituperable.
¿Qué criterio deberíamos utilizar? El siguiente: no hacer algo que vería como malo y reprochable en una persona de mi condición.
El mal cometido se extiende, injustamente, no sólo a la persona sino a la institución a la que representa. Por ello, es una doble injusticia.
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El escándalo es que son monjas, no que copien:
Expulsan de universidad a dos monjas por hacer trampa en examen
Dos monjas fueron expulsadas de una universidad argentina por sustituirse en un examen y, pese a que reconocieron el «pecado», sus abogados consideran que la sanción es «exagerada».
Dos monjas fueron expulsadas de una universidad argentina por sustituirse en un examen y, pese a que reconocieron el «pecado», sus abogados consideran que la sanción es «exagerada».
El caso, que publica hoy el diario «La Nación», afecta a las religiosas Marta Meier y Silvia Arroqui, quienes cometieron la falta en 2000, cuando una de ellas reemplazó a la otra para rendir un examen de la materia Psicología Laboral en la Universidad Nacional de Córdoba, en el centro del país.
Tras ser descubiertas por un docente, las autoridades de la universidad iniciaron un sumario administrativo que culminó en abril pasado con la expulsión de las alumnas, aunque no fue hasta estos días cuando se conoció que Meier y Arroqui eran monjas.
Mientras Meier es actualmente superiora provincial de la congregación Siervas del Espíritu Santo, Arroqui se desvinculó de la institución tras el escándalo.
La repercusión que alcanzó el caso después de ser divulgado por el diario cordobés «La Voz del Interior» motivó una respuesta por parte de Marta Meier, quien en una carta enviada a la televisión reconoció su error y pidió disculpas.
«Como cristiana y religiosa, he pedido y pido perdón. Percibo que a partir de aquel tiempo vivo un gran proceso de cambio. He constatado que los errores en mi vida pueden enseñarme muchas cosas. Reconozco y acepto mis limitaciones, como también mis posibilidades», señaló en la carta.
La expulsión supone también una inhabilitación por cinco años para realizar actividades académicas a partir de la fecha en que se cometió la falta, de modo que Meier y Arroqui podrán a finales de 2005 tramitar su título de profesoras de Psicología, carrera que completaron mientras se desarrollaba el proceso administrativo.
Aunque la expulsión ya ha sido aplicada, los abogados de las religiosas consideran que la sanción es «exagerada» y argumentan que, como las estudiantes siguieron rindiendo materias mientras se sustanciaba el sumario, tienen derechos adquiridos en la universidad.
Daniel Zanotti, el docente que las descubrió, explicó que fue «una falta muy grave» para el ámbito universitario.
«Eran muy participativas en las clases y ellas mismas se identificaban como monjas, aunque no usaban hábito», comentó.
En tanto, un portavoz de la universidad indicó a «La Nación» que el dato de que las alumnas eran religiosas no figuró en el expediente debido a que «no es relevante» para esa institución.
«No es relevante en tanto no existe ningún criterio de raza, religión o posición social ni para admitir ni para expulsar a un estudiante», apuntó.
María Elisa de Elías, presidenta de la Junta Arquidiocesana de Religiosas, se manifestó molesta por la situación.
«Uno siempre espera de los miembros de la Iglesia un testimonio de vida más profundo que el de alguien que sólo ha sido bautizado. Es muy duro enterarme de algo así», aseguró.