Donde Dios me espera
«A media noche, el hombre dijo: Ha llegado la hora de dejar mi casa y buscar a Dios. ¿Quién me ha tenido en engaño tanto tiempo?».
Dios le respondió, sereno: «Yo».
Pero el hombre nada oía.
La madre dormía dulce, con el niño dormido en el pecho, a un lado de la cama.
Dijo el hombre: «¿Quiénes sois vosotros que me habéis engañado tanto tiempo?».
La voz de Dios dijo otra vez: «Ellos son Dios».
Pero el hombre nada oía.
El niño gritaba en sueños, apretándose contra su madre.
Dios le dijo al hombre: «Detente, necio, y no dejes tu hogar».
Pero el hombre nada oía.
Y Dios suspiraba tristemente: «Por qué querrá venir a mí, abandonándome».
Dios está en todas partes. Pero cada uno solo puede encontrarle donde Dios le espera. Y Dios nos espera en cada momento en la tarea concreta que nos encomienda para ese momento. Hacerle esperar es «darle plantón»