Querida Mamá,
Hoy siento la necesidad de escribirte estas palabras, aunque sé que no estás físicamente a mi lado. Extraño tu presencia, tu voz, tus abrazos y todo lo que significabas para mí. Las lágrimas llenan mis ojos mientras escribo, porque me duele no tenerte aquí, pero quiero creer que estás en un lugar mejor, en el Cielo.
A pesar de tu partida, siento tu amor y tu influencia en mi vida todos los días. Tus enseñanzas, tus consejos y tu cariño han dejado una marca indeleble en mi corazón. A pesar del dolor que siento por tu ausencia, encuentro consuelo en la idea de que estás en un lugar de paz y felicidad, cuidándome desde arriba.
Imagino que en el Cielo, has encontrado la paz y la serenidad que tanto mereces. Sé que estás rodeada de amor y que cuidas de mí desde allá arriba. Aunque no puedo abrazarte ni escuchar tu voz, siento tu presencia de alguna manera, como un susurro suave en mi corazón.
Las lágrimas que derramo no son solo de tristeza, son también lágrimas de gratitud por haberte tenido como madre. Valoraré siempre el tiempo que compartimos y los recuerdos que creamos juntos. Eres y siempre serás una parte fundamental de mi vida.
Espero que estés mirando desde el Cielo, orgullosa de lo que he logrado y de la persona en la que me he convertido. Prometo honrar tu memoria viviendo una vida llena de amor, compasión y valores que me enseñaste.
Querida mamá, te extraño profundamente, pero encuentro consuelo en la idea de que estás en un lugar mejor, libre de dolor y sufrimiento. Te amo y te recordaré por siempre.
Con amor y lágrimas en los ojos.