Querido Hijo,
Hoy me encuentro escribiendo estas palabras en medio de un dolor que es indescriptible. La noticia de tu partida a manos de la violencia de las bandas me ha dejado con un vacío en el corazón, un vacío que nunca se llenará por completo. No puedo ni imaginar la profundidad de la injusticia y la tristeza que rodea tu partida.
Tu vida fue arrebatada de una manera tan cruel y sin sentido que es difícil encontrar palabras para expresar el dolor y la indignación que siento. No debería haber sido así. Nadie merece un final tan trágico y violento.
Eras mi hijo, mi alegría, mi orgullo. Cada día que compartí contigo fue un regalo, y aunque ya no estás físicamente a mi lado, siempre serás parte de mí. Extraño tus risas, tus abrazos, tus sueños y tus aspiraciones. Extraño las conversaciones que teníamos y las metas que compartíamos.
Tu partida no solo ha dejado un vacío en mi vida, sino que también ha dejado una herida en el corazón de esta comunidad. Nadie debería tener que enfrentar la violencia de las bandas y la pérdida de un ser querido de esta manera.
Quiero que sepas cuánto te amo y cuánto significas para mí. Prometo que lucharé por justicia en tu nombre, para que tu memoria no sea en vano. Tu legado vivirá en mis esfuerzos por crear un mundo en el que otros no tengan que enfrentar esta realidad devastadora.
Sé que donde quiera que estés, estás en paz y sin sufrimiento. Mi única esperanza en medio de esta oscuridad es que algún día se haga justicia y que tu partida ayude a prevenir que otros enfrenten un destino similar.
Descansa en paz, querido hijo. Siempre serás mi héroe, mi luchador y mi inspiración. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar, y tu memoria vivirá en el amor y la justicia que buscamos.
Con todo mi amor y el más profundo dolor.