Querido,
Hoy, mientras escribo estas palabras, mi corazón está lleno de una mezcla de dolor y amor. Aunque no estás físicamente a mi lado, siento tu presencia en cada rincón de nuestro hogar y en cada recuerdo que compartimos. Quiero hablar contigo, expresar lo que siento en lo más profundo de mi ser y despedirme de la manera más sincera.
Tu partida, causada por la adicción al alcohol, ha sido un golpe devastador en mi vida. Siempre supe que estabas luchando contra tus demonios internos, pero, a pesar de ello, te amé incondicionalmente. No quiero recordarte por tu debilidad, sino por las cualidades que te hicieron único y especial.
Recuerdo las risas que compartimos en los buenos momentos, nuestras aventuras juntos y la manera en que cuidabas de nuestra familia. Eras un hombre con un corazón generoso, pero el alcohol te arrebató la oportunidad de demostrarlo plenamente. A pesar de las dificultades, quiero recordarte con cariño y comprensión.
La adicción es una batalla feroz que a menudo se libra en silencio, y quiero que sepas que nunca te juzgaré por tus luchas. Desearía haber podido ayudarte de una manera que te llevara hacia la recuperación, pero la adicción es una bestia cruel que a veces se escapa de nuestro control.
Hoy, te digo adiós con amor y tristeza en mi corazón. Prometo recordarte no por tus debilidades, sino por las cualidades que te hicieron especial. Espero que finalmente encuentres la paz que tanto anhelabas y que, desde algún lugar, puedas sonreír al saber que te recordaré con amor y comprensión.
Descansa en paz, querido.
Con amor y gratitud.