Nuestro viaje comienza en la ciudad de Niza, en la costa sur de Francia. Desde allí, tomamos un corto pero hermoso viaje en automóvil a lo largo de la costa mediterránea hasta llegar a Mónaco, un pequeño principado famoso por su glamour y su riqueza.
Al llegar a Mónaco, lo primero que nos sorprende es lo compacta que es la ciudad. Todo está muy cerca y podemos caminar prácticamente a todas partes. La primera parada en nuestro recorrido fue el puerto deportivo de Mónaco, donde se encuentran algunos de los yates más grandes y lujosos del mundo. Es un espectáculo impresionante ver los barcos atracados en el puerto.
A continuación, nos dirigimos hacia el centro histórico de Mónaco, conocido como «Le Rocher». Este barrio medieval es un lugar encantador, lleno de estrechas calles empedradas y edificios históricos. En la cima de la colina se encuentra el Palacio del Príncipe, que es la residencia oficial de la familia real de Mónaco. Desde allí, también podemos disfrutar de una impresionante vista panorámica de la costa.
Luego, bajamos hacia el centro de la ciudad, donde se encuentra el famoso Casino de Montecarlo, uno de los lugares más emblemáticos de Mónaco. El edificio es impresionante y su interior está decorado con un estilo opulento y excesivo. Desafortunadamente, no podemos ingresar al casino porque solo se permite la entrada a los miembros del club, pero podemos tomar algunas fotos afuera.
Finalmente, terminamos nuestro recorrido en el Jardín Exótico de Mónaco, un hermoso jardín botánico que se encuentra en la parte superior de un acantilado con vistas impresionantes de la ciudad y el mar. El jardín está lleno de plantas exóticas y cactus, y hay muchas oportunidades para tomar fotos hermosas.
En resumen, nuestro viaje a Mónaco fue una experiencia inolvidable. Desde los yates en el puerto deportivo hasta el impresionante casino y el hermoso jardín, Mónaco es un lugar lleno de glamour y belleza.