Ir a por lana
Un profesor de anatomía, en un momento determinado, dice en una clase:
-… Y esto funciona así, porque Dios lo ha hecho para que funcione así.
Ante esta afirmación, uno de los alumnos, en plan petulante, le dice:
-¡Profesor!, Los remordimientos de la vida pasada, la cercanía de la muerte… , todo eso lleva a pensar en Dios. El recurso a Dios es una clara manifestación de vejez.
– Sepa usted –replica el profesor- que es más viejo un burro a los veinte años que un hombre a los sesenta.
-… Y esto funciona así, porque Dios lo ha hecho para que funcione así.
Ante esta afirmación, uno de los alumnos, en plan petulante, le dice:
-¡Profesor!, Los remordimientos de la vida pasada, la cercanía de la muerte… , todo eso lleva a pensar en Dios. El recurso a Dios es una clara manifestación de vejez.
– Sepa usted –replica el profesor- que es más viejo un burro a los veinte años que un hombre a los sesenta.
Continúa la anécdota con una aguda reflexión de Don Agustín…
La vida es una larga escuela de humildad. Unos aprenden antes, otros más tarde y algunos no aprenden nunca.
La soberbia, la petulancia, no es patrimonio de la juventud. Más bien es fruto de la cortedad mental. El verdaderamente inteligente suele ser humilde. Y suele serlo también de joven.
La soberbia, la petulancia, no es patrimonio de la juventud. Más bien es fruto de la cortedad mental. El verdaderamente inteligente suele ser humilde. Y suele serlo también de joven.
Agustín Filgueiras Pita. Sacerdote.