Fue gracias al recién fallecido Jean-François Revel (ver noticia de su muerte en Y pienso yo…) que conocí, allá a principios de los 90 la estafa científica de Lyssenko.
Como cuenta el filósofo francés en El conocimiento inútil, la teoría biológica de Lyssenko se impuso en la Unión Soviética desde 1935 hasta 1964 por la voluntad política de Stalin y sus sucesores, mientras que en los medios científicos internacionales no tenía el menor crédito.
El lyssenkismo rechazaba la teoría cromosómica y negaba la existencia de los genes, tildando a la genética de desviación fascista y trotskista-bukharinista.
Los orígenes de las teorías de Lyssenko estaban en la agricultura: los caracteres hereditarios no estaban inscritos en el ADN, el desarrollo evolutivo de las células dependía unicamente de circunstancias externas, así por ejemplo, de un pepino podría obtenerse un tomate si se encontraran las circusntancias externas adecuadas. La aceptación oficial de esta teoría produjo en rusia la suspensión del VII Congreso Internacional de Genética, convocado en Moscú para 1937, así como la supresión de libros y persecución de biólogos genetistas.