CENAR EN FAMILIA:
Valores que se fomenta cenando en familia:
- Unidad familiar
- Diálogo
- Repaso del día: conocimiento propio y expresión personal.
- Poner, quitar la mesa, servir a los demás.
- Esfuerzo por mantener un buen talante.
- Guardar las formas en familia y en la mesa.
- Plegarse a lo que todos. Lo familiar antecede a lo personal (generosidad y socialización versus personalismo e individualismo)
- Hábitos de comida saludables.
El cenar cada uno por su cuenta es… una concesión familiar que debe revisarse: ¡Qué pérdida de valores!
Quizá valga la pena proponerse el volver a cenar juntos, sin tele, a una hora prefijada, todos cenan lo mismo (sin caprichines, ni antojos), con encargos…
Continúa la anécdota con esta colaboración…
Con Cena en familia previenen problemas
Una de las actividades más efectivas para prevenir problemas de conducta en niños y jóvenes es cenar en familia, según un informe del Centro Nacional sobre Adicciones y Abuso de Sustancias de la Universidad de Columbia.
Como esa costumbre está desapareciendo, CASA inició hace tres años el proyecto «Día de la Cena en Familia», que esta año se celebrará en 40 estados y 350 ciudades del país.
En Denver, la actividad comenzó el pasado jueves por la noche, con «cenas en familia» en nueve escuelas públicas de esta ciudad, dedicadas específicamente a familias latinas.
«Estamos de acuerdo con las investigaciones que muestran que una buena comunicación entre padres e hijos positivamente reduce el uso de drogas, cigarrillos y alcohol», dijo Ken Seeley, presidente de la Fundación de Colorado para Familias y Niños.
«La cena en familia es la oportunidad que las familias tienen para interconectarse y ser cada uno parte de la vida de los otros», indicó.
Para promover entre los hispanos la idea de retomar esta costumbre, CFFC solicitó la ayuda de las Escuelas Públicas de Denver, de varias organizaciones comunitarias y de conocidos restaurantes de la zona, para proveer una «cena formal de calidad» en las escuelas primarias con mayor concentración de alumnos latinos.
Seeley explicó que las cenas en Denver el jueves pasado, y en las otras ciudades, mañana, se utilizan como un foro para que padres e hijos hablen sobre la importancia de la buena nutrición, compartan sus recetas favoritas, y conversen sobre lo que ha sucedido ese día o recientemente en sus vidas.
«Los padres son el arma más fuerte contra la drogadicción», dijo Seeley. «Ellos tienen la capacidad de influir la vida de sus hijos, si desempeñan un papel activo en la vida de sus hijos».
Según el estudio de CASA realizado en el 2003, el comer en familia, cuando se desarrolla como hábito -es decir, cuatro a siete veces por semana-, reduce las tensiones mentales y el aburrimiento, los dos factores principales que llevan a los jóvenes a conductas destructivas.
Cualquiera que sean los inconvenientes de la cena familiar, desde prepararla hasta dejar de ver televisión, quedan compensados al saber que los jóvenes que comen solos tienen un 72 por ciento más de posibilidad de usar drogas o alcohol, estar activos sexualmente o volverse adictos a la pornografía.
«Y esto es verdad sin importar la estructura familiar o el nivel socioeconómico de la familia», sostuvo Seeley.
Blanca Martínez, inmigrante mexicana con un varón y dos niñas como alumnos en las escuelas públicas de Denver, afirmó que puede ver el cambio en la conducta de sus hijos desde que comenzaron hace pocos meses a cenar en familia nuevamente, ante la insistencia de los voluntarios de CASA que trabajan en la escuela a la que van sus hijos.
«Mi esposo trabaja. Mi hijo practica fútbol. Y mis hijas van a ballet. Nunca cenábamos juntos, y mis hijos tenían muchos problemas en la escuela. No hacían los deberes o no querían ir a clases», comentó.
Martínez y su familia participaron de la cena organizada por CASA en la escuela Garden Place, en el vecindario de Globeville, al norte de Denver, donde casi el 80 por ciento de los residentes son latinos.
Según esta madre, la comunicación generada por las cenas en familia, junto con la ayuda extracurricular ofrecida por los voluntarios de CASA, transformó la situación de sus hijos.
«Ellos todavía tienen problemas, pero ya no como antes. Y cuando tienen problemas, ahora saben cómo resolverlos», aseveró Martínez.
Fuente EFE
Otra: esta vez de una entrevista al Psiquiatra Dr. Armengol:
ENTREVISTA médico psiquiatra. Enrique Armengou“Hay que recuperar la cena en familia y el bocadillo del colegio”
¿Sabemos comer?
No. Conocemos en qué consiste la dieta mediterránea, pero otra cosa son los hábitos. Un chaval no debe comer lo que quiera o sólo lo que le guste.
Y a los padres, ¿les preocupan cómo comen sus hijos?
Están alertas con la anorexia y la bulimia, porque dan miedo. Pero no hay tanta preocupación por el sobrepeso. A nadie le preocupa si un chaval come tres trozos de pan seguidos.
Y las prisas no contribuyen a unos buenos hábitos.
En absoluto. El 20 por ciento de escolares no desayuna. Entre las causas están la falta de hábitos de ingesta sanos, pero también las prisas de los padres. Comer cinco veces al día es fundamental.
Cada vez son más los niños que comen en el colegio.
Sí, pero la mayoría de los menús escolares son equilibrados. De hecho, muchas veces la mejor comida que hacen nuestros hijos es la que toman en el colegio.
¿El bocadillo de media mañana ha pasado a la historia?
Para muchos sí y es importantísimo recuperarlo, como también la pieza de fruta. No vale dar dinero a los hijos para bollería. El bocadillo es la combinación perfecta. Los hidratos de carbono del pan y la proteína del queso o del jamón ayudan a que el chaval llegue al almuerzo con buenos niveles de glucosa y no con ansiedad.
En 10 años se han triplicado los casos de obesidad infantil.
Sí. Hoy uno de cada cuatro niños tienen problema de sobrepeso u obesidad. Pero hay que distinguir tres tipos de obesidad. La médica, vinculada a enfermedades orgánicas y que requiere de un control endocrino. La que es fruto de alteraciones. Suelen ser chicos con sobrealimentación y vida sedentaria. Y luego están los trastornos de la conducta alimentaria vinculados a problemas emocionales.
Pero también a malos hábitos alimenticios.
Sí. Son lo que se conoce como trastornos por atracón. Hay quienes comen mal porque tienen ansiedad. La comida rige su vida y se ven incapaces de romper el círculo sobreingesta-saciedad-culpa. El perfil suele ser el del comedor compulsivo.
¿Qué hacer cuando se detecta que algo está pasando?
Estas personas ante cualquier conflicto se refugian en la comida con una sensación de pérdida de control. El error es que cuando vemos que un niño tiene sobrepeso le ponemos a dieta, pero no una médica, sino la primera que vemos en una revista y se vende como efectiva. Pero si el problema es de ansiedad, llegan los atracones.
Entonces, la comunicación en la familia es clave.
Con los hijos hay que hablar, pero sin televisión. Es la única forma de saber qué les preocupa, qué hacen… Es necesario recuperar la liturgia de la cena en familia. A los padres nos cuesta poner límites, pero por miedo a que crean que les restamos libertad. Y el no es necesario, y no sólo en cuanto a la comida.
irector médico de las unidades especializadas en la prevención y tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria que el Centro ABB tiene en Barcelona, Sevilla y Málaga, Enrique Armengou recuerda a los padres que deben vigilar qué y cómo comen sus hijos y animarles a adoptar hábitos sanos.