La historia trata de un incendio en un circo de Dinamarca. El director del circo envió a la aldea vecina para pedir auxilio a un payaso, que ya estaba disfrazado para comenzar su actuación. El payaso pidió a los aldeanos que fuesen al circo para ayudar a extinguir el fuego, pero éstos pensaron que se trataba de un truco para que asistieran a la función, así que aplaudieron y felicitaron al payaso por tan buena actuación. El payaso sentía más ganas de llorar que de reír… y no hubo manera de que los aldeanos le creyeran, hasta que por fin las llamas alcanzaron también la aldea.