En tiempos de AES (Ajuste Estomacal Severo) todavía se ven Ni-nis (Ni Eetudia-Ni Trabaja) saliendo el finde de fiesta (que comienza el jueves) en sus bólidos maqueados.
Y los nenes del Insti, que llevan el apéndice a todos sitios (un móvil): pero no pueden comprar todos los libros.
Se puede decir que la crisis es para sus padres.
Más aún si les preguntas en clase a qué cosas nos podemos «enganchar» sorprende una que sale en todos los casos y se extiende a muchas familias en cada clase: compras: mi padre compra muchas cosas que no necesitamos.
Este consumismo nos lleva a tirar del plástico (la tarjeta de crédito) hasta que nos bloquean la cuenta. Hoy hay muchos que viven en precario con la tarjeta del Corte Inglés (y saben que no es para siempre). Y eso que les entra un dinero cada mes, pongamos que por paro o jubilación.
El afán de consumir el darse a comprar caprichos, el ser un cliente asiduo de los «chinos», es un cáncer social, una enfermedad. Es una mancha extraña en la radiografía. Nos hace ver que esta crisis tiene sus raíces no tanto en lo económico (consecuencia) como en lo moral (causa).
Cómo llamar a esto de una manera simple y clara… La clave la da uno de los anuncios publicitarios peores de la historia, pero que aclara la raíz de ese mal: La avaricia me vicia (menudo boomerang), un eslógan penoso.
Véase a continuación un claro ejemplo de consumir más allá de nuestras posibilidades…
Se necesitan tres Españas para soportar nuestro ritmo de vida
La población mundial vive más allá de los límites de la Tierra y utiliza el equivalente a 1,5 planetas para cubrir sus necesidades. Los españoles consumimos tres veces lo que tenemos
La capacidad de carga del planeta es un término que se acuñó a finales de los años 60 para definir el límite de un ecosistema natural para absorber impactos o soportar un determinado uso.
De ella se deriva un indicador de carácter global, la llamada «huella ecológica», esto es, el territorio necesario para producir los recursos que el hombre necesita y para asimilar los residuos que genera. Y las hectáreas necesarias para mantener a un solo español ascienden ya a 5,4.
Estos números no dejarían de ser precisamente eso si no fuera porque la «biocapacidad» (la capacidad de carga y regeneración) de nuestro territorio para abastecernos y para «absorber» nuestros residuos es sólo de 1,6 hectáreas por persona, según los resultados (referidos a 2007) del informe Planeta Vivo, elaborado por WWF, la Red de la Huella Global y la Sociedad Zoológica de Londres.
Por tanto, estamos superando el nivel considerado sostenible porque consumimos más de lo que tenemos. Tanto es así que la población española necesitaría a día de hoy 3,5 Españas para satisfacer la demanda de recursos y para absorber el CO2 emitido. O lo que es lo mismo: nuestro país consume y contamina tres veces por encima de su «capacidad biológica».
Esto nos sitúa en el puesto número 19 de entre los países con mayor huella ecológica global (se han analizado unos 200 países), pero en cambio estamos en el lugar 71 en cuanto a biocapacidad. No obstante, como explica Miguel Ángel Valladares, de WWF, «España ha mejorado algo, puesto que en el anterior informe (con datos de 2005) se aupó hasta el puesto 12 entre los de mayor huella ecológica».
Hemos mejorado también en la huella hídrica (demanda de agua que hay detrás de todo lo que consumimos, por ejemplo, 200 litros detrás de un café), pasando del puesto número 10 al 25. Si nos comparamos con los países de nuestro entorno, España es el séptimo país europeo con mayor déficit ecológico, por detrás de Bélgica, Chipre, Malta, Holanda, Macedonia e Italia.
Más allá de nuestras fronteras, el informe pone de manifiesto la constante tendencia de pérdida de biodiversidad que se mantiene desde los años 70, como recordó Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF. Así, el Índice Planeta Vivo, que mide la tendencia de la biodiversidad a partir del estudio de 8.000 poblaciones de 2.500 especies, arroja un descenso del 30% en los últimos 40 años, sobre todo en zonas tropicales, mientras nuestra huella en el planeta no para de crecer, un 50% desde 1966.
Sin capacidad regenerativa
En estos momentos el consumo mundial de recursos ha superado tanto la capacidad regenerativa de la Tierra que se necesitan 1,5 años para regenerar los recursos utilizados sólo en el año 2007. Dicho de otra forma, la población mundial utilizó el equivalente a 1,5 planetas en 2007 para sostener sus actividades. En este sentido, el informe advierte que si se continúa con la actual gestión, la humanidad necesitaría dos planetas en 2030 y casi tres en 2050.
Si en este ránking de huella ecológica España ocupa el puesto 19, el primer puesto es para los Emiratos Árabes Unidos. Como explica Del Olmo, si toda la humanidad viviera como un ciudadano medio de ese país harían falta 4,5 planetas para mantenernos en la actualidad. En segundo lugar se sitúa Qatar, y le siguen Dinamarca, Bélgica y Estados Unidos. Unos puestos de cabeza que eran previsibles pues los países con mayores ingresos tienen una huella cinco veces mayor que los de bajos ingresos. Así, por ejemplo, un ciudadano indio cubre sus necesidades con 0,8 hectáreas, frente a las 10 de uno de Qatar o las ocho de un estadounidense.
Uno de los factores que más influye en la presión sobre el planeta es la huella de carbono, por lo que habría que modificar nuestro modelo energético y basarlo en fuentes renovables. Pero el informe también apunta a que habría que cambiar nuestra dieta alimenticia. Cuanta menos carne y productos lácteos consumamos menos tierra deberemos transformar para ello y la huella ecológica del planeta se reduciría un 35%.
Extraído de aquí.