El modelo de convivencia pre-matrimonial (temporal) o de convivencia-en-principio-definitiva es una densa moda que se expande cual gota de aceite. Impermeable al razonamiento o a los consejos.

La moda consiste en dar por buena la situación de convivencia POR QUE LOS TIEMPOS HAN CAMBIADO: porque lo hace todo el mundo. Porque yo soy la medida de la bondad o maldad de lo que hago; si mi padre no lo sabe, entonces está bien: hago lo que quiero porque eso es lo que me conviene…

Uno puede llegar a reacciones poco razonables o incluso incoherentes.

Proponemos una anécdota entre el Príncipe y la Princesa y unos razonamientos ulteriores…

La Princesa, hace poco, en una cena, al lado de una chica de su edad.

Ésta le comenta que tiene siete hijos y la Princesa inquiere:

«Entonces eres del Opus Dei, ¿no?».

Algo desconcertado por una pregunta tan directa, la interlocutora asiente.

Se instala entre las dos un largo silencio que la Princesa aprovecha para mandar varios mensajes de móvil.

Mi amiga busca un nuevo motivo de conversación y explica que está muy ocupada preparando la boda de su hija mayor. Que si las invitaciones, el traje, el banquete, el piso…

La Princesa vuelve a interesarse:

«Ah, ¡supongo que viven juntos!».

La mujer se ruboriza y contesta que no, que ella cree que hasta que se casen no deben tener relaciones, a lo que la Princesa pone la boca en ¡oh! y exclama horrorizada:

«¡Pero eso es malísimo! ¡Cómo va a salir bien un matrimonio si no han convivido, si son unos desconocidos el uno para el otro!».

Me pierdo en mis ensoñaciones y recuerdo una anécdota del tiempo de noviazgo de la Princesa y el Príncipe, cuando eran solteros pero vivían juntos.

A instancias del Rey, su íntimo amigo Juan los había invitado a una cacería en su finca.

Cuando llegaron, la Princesa vió que les habían preparado habitaciones separadas y le dijo al Príncipe en un tono tan alto que oyó todo el mundo: «Yo me voy, ¿qué se han creído estos?».

Se trataba de una norma impuesta por Anna para sus cuatro hijos y sus parejas que no pensaba romper ni por el Príncipe.

Se advirtió a los novios que al día siguiente los hombres debían bajar a las ocho y las mujeres a las diez.

Cuando los anfitriones se levantaron, se encontraron con que el Príncipe y la Princesa se habían ido a las seis de la mañana dejando una nota en la que se disculpaban por un inesperado compromiso familiar.

Historia extraída de algún sitio que ya no funciona…

LOS CINCO MITOS SOBRE LA RELACIÓN DE CONVIVENCIA PRE-MATRIMONIAL:

Entonces piensa que hay  ventajas en el vivir juntos en lugar de casarse. Antes de cerrar su mente cualquier problema  apretado sobre el tema, echa un vistazo a estos cinco mitos:

Mito # 1   La convivencia en primer lugar nos dirá si estamos en lo correcto por el otro.

No, no lo hará. Usted está comparando manzanas con naranjas. El hecho de que uno sabe bueno o malo para usted no significa que la otra tendrá el mismo sabor. El matrimonio es una propuesta totalmente diferente a la simple convivencia. El matrimonio se basa en una promesa ante Dios de permanecer fieles el uno al otro. La convivencia implica tal promesa.

Usted podría fallar en la convivencia con alguien que haya tenido éxito con en el matrimonio.

Todo depende de cuánto ambas personas están confiando en Dios por la ayuda y el amor.

Por cierto, la tasa de divorcios de las parejas que viven juntas primero es significativamente mayor que para aquellos que no lo hacen.Si su pareja no se compromete a que para la vida, no te engañes pensando que él o ella estarán dispuestos a asumir ese compromiso en algún momento posterior.

El matrimonio es una promesa de permanecer juntos. La convivencia de muchas parejas dura aproximadamente 18 meses, más o menos. A finales de ese año y medio, todavía no tienen idea de cómo su pareja podría haber hecho si ambos habían dado el paso e hizo un compromiso de por vida el uno al otro. Ahora nunca lo sabremos. Se conformó con el camino más fácil y el camino más fácil. Su tiro en el verdadero amor con esa persona sale volando con el viento, si usted decide cabaña en primer lugar.La convivencia prepara la gente para encontrar razones para no casarse.

El matrimonio, por el contrario, se basa en el amor incondicional y un compromiso de por vida. No se trata de una «audición» para el matrimonio como la que tiene con la convivencia.

Todos somos imperfectos y atado a un desliz en varias ocasiones durante la audición. Hable acerca condicional «amor». Se trata de «Te amo» y ahora…. «Realmente te quiero» una vez que demostrar que son dignos. Es mejor que caminar sobre cáscaras de huevo en esa situación. Es ser bastante arriesgado en un apuro…. y torpe.

Mito # 2  La convivencia nos mostrará si somos sexualmente compatibles.

No, no lo hará.

Eso sería cierto si fueran animales…. dicen que los perros, por ejemplo. Ustedes son seres humanos. Los dos tienen un alma. Las relaciones sexuales entre los perros son sólo físicas. Las relaciones sexuales entre los seres humanos fueron diseñadas para ser físico, emocional y espiritual. Dios lo diseñó de tal manera que el sexo fuera del matrimonio no producirá lo que yo llamaría un «orgasmo espiritual».

Es por eso que te deja una sensación de vacío aún después de que el orgasmo físico ha desaparecido. Sin una unión espiritual por medio de Cristo, la compatibilidad sexual sólo se mide de una manera superficial.Si todavía no has tenido relaciones sexuales en el matrimonio, mientras que los dos han nacido de nuevo y vivir para Cristo, entonces no tienes idea de lo que te falta. Es el paquete completo…. cuerpo, alma y espíritu. Con razón la gente sin que la unión se han establecido para seguir experimentando sexual para tratar de satisfacer su hambre de una unión espiritual en el sexo. Que el hambre se puede satisfacer, pero sólo en el matrimonio y sólo cuando tanto el esposo como la esposa son los creyentes en Cristo.

Mito # 3  Estamos tan comprometidos el uno al otro como una pareja casada.

No, no lo son.

Ninguno de los dos son  “un todo dentro”

Ambos están «de cobertura de sus apuestas».

Ambos están siendo «patear los neumáticos.»

Su «compromiso» es condicional.

No es «para bien o para mal.»

En cambio, es «para bien o para…. nos vemos, no quiero ser ya».

Cualquier persona en esa situación sin duda debe sentir la presión para llevar a cabo. Se le ha dado un periodo de prueba por su pareja. ¿No estás de suerte?

En el fondo, usted sabe en su corazón que el matrimonio es mucho más que un pedazo de papel.

Es una promesa ante Dios para amar y cuidar a su cónyuge de por vida. Las personas que sólo chozan de arriba también hacen una promesa, más o menos.

Prometo hacer mi mejor esfuerzo…. y para ver muy de cerca para determinar si valen la pena. Si no funciona…. oh bueno. No es como que nos casamos, ni nada.»

Mito # 4  Nuestra amistad no va a sufrir por vivir juntos.

Eso es lo que usted piensa.

Su amistad pronto se convertirá en tensa e incómoda.

Usted fue desde el cortejo hasta «tierra de nadie».

Usted no está casado, pero usted no está realmente saliendo bien.

Qué aburrido…. y poco natural.

No es extraño que los sentimientos de amistad cómodas pronto se convierten en los sentimientos incómodos que vienen con el hamaqueo.

Se trata de «amigos con beneficios…. menos la amistad incondicional.» Siempre existe el temor de ser expulsado a la acera si no dan la talla. No hay seguridad. No hay paz profunda.

Por lo tanto, usted termina con una relación tensa que está lleno de angustia. No exactamente los ingredientes de una sana amistad.

Mito # 5   Podemos amarnos unos a otros al igual que gran parte fuera del matrimonio.

No, no puedes.

Dios lo dice.

Sería cierto si usted había evolucionado de un mono.

En ese caso, la Biblia sería solamente un libro de cuentos lleno de fantasías. Como lo es, no evolucionaron de un mono.

Usted fue creado por Dios a su imagen.

Se compone de tres personas en un solo Dios…. Padre, Hijo y Espíritu Santo. Tú también eres un ser que es tres en uno…. cuerpo, alma y espíritu. Los monos no son tres en uno. Dios no instituyó el matrimonio entre los monos. Dios no prometió a bendecir la unión de los monos.No tienes idea de cuánto amor puede llenar tu corazón de tu pareja hasta que reciba el amor de Dios en Cristo y tomar el «tren de matrimonio» para toda la vida. La comparación de convivencia con el matrimonio es como comparar manzanas con naranjas…. y tal vez incluso a los plátanos…. ya sabes, los monos comen especie.

Estudios han hallado que convivir antes de casarse no ayuda en nada a mejorar la relación luego de casarse y que por el contrario tienen el efecto de crear un ambiente de desgano que en muchas ocasiones acelera el proceso de un divorcio.

Para las mujeres que deciden convivir antes del matrimonio la experiencie es «un paso» hacia el matrimonio. Para los hombres que conviven es «un experimento». Ahí está el meollo del asunto. Los hombres tienden a ver a las mujeres como algo pasajero mientras que la mujer se envuelve más sentimentalmente. Una vez progresan al matrimonio la mujer se siente completa pero el hombre atrapado pues no podrá seguir «experimentando». Otro aspecto de la convivencia es que mientras se convive los hombres no ven tan en serio la relación mientras que cuando se casan se sienten obligados a tomarla en serio y eso les causa estrés.

Hay otro problema que surge con la convivencia. Muchas veces las personas ven como poco a poco se van metiendo en deudas para crear un espacio que puedan llamar hogar. Es como tener un matrimonio pero sin los papeles pero cuando las deudas son en conjunto se siente la reponsabilidad obligada y mucha gente no le gusta sentirse obligada. Por eso cuando se casan terminan infelices.

Traducido y adaptado por lagacetacristiana.org 

Hay mucho detrás de la cohabitación

La cohabitación antes del matrimonio se ha convertido en una opción aceptada entre los jóvenes, puesto que parten de la idea de que este tiempo les servirá para probar si la relación funciona o no. Pero las investigaciones muestran que en la mayoría de los casos, este “periodo de prueba” no da tan buenos resultados y pocas veces conduce al matrimonio.

Es un tema de disputa. Los que están a favor, afirman que la convivencia previa al matrimonio permite conocer a la otra persona y comprobar la compatibilidad de caracteres, sin embargo, las cifras revelan que son menos del 20% las parejas que llegan a casarse después de haber vivido juntos.

Los expertos destacan tres diferencias principales entre el matrimonio y la cohabitación, siendo el compromiso conyugal una elección más duradera y exitosa, superando con creces a la cohabitación:

1. El matrimonio es un compromiso; sólido y a largo plazo.

La cohabitación es una forma de vivir el presente sin darle mayor importancia al futuro, lo que hace frágil a la relación debido a su poca proyección en el tiempo. Por lo mismo, ante las primeras dificultades, se tiende a concluir la relación pues no hay compromiso por el cual luchar.

“Las parejas que viven juntos, toleran menos la insatisfacción y dejarán romper un matrimonio que podría haberse salvado”, dicen Popenoe y Whitehead autores de Should We Live Together? publicado por Aceprensa.

En el matrimonio en cambio, existe un motivo más fuerte y éste anima a los esposos a conservarlo a pesar de los momentos difíciles; es un vínculo con objetivos claros y ambiciosos.

2. Ella quiere “vivir juntos” para compartir el amor. Él quiere sexo sin compromiso. 

Se ha encontrado que la mayoría de las veces, son los varones los que proponen a sus parejas irse a vivir juntos y ellas terminan accediendo por dos motivos principales: el primero es por temor a perderlos, puesto que se impone como una decisión unilateral y ocurre cuando los hombres son reacios al matrimonio; y el segundo motivo por el cual las mujeres acceden a la convivencia, es porque piensan que de esta forma acercarán sutilmente a su novio al altar.

“Ella piensa que vivir juntos es un paso previo (intermedio) hacia el matrimonio, que es un paso más hacia el compromiso, la vida adulta. Él, en cambio, piensa que es `una manera conveniente y con poco riesgo’ de probar el producto. `Poco riesgo’ quiere decir `poco o nulo compromiso’, sensación de provisionalidad y salida fácil.” *ForumLibertas.

En estos casos, hay muy poca la probabilidad que la convivencia lleve a un matrimonio, pues cuando el varón definitivamente no quiere establecer un compromiso matrimonial, permanecerá en su posición y la mujer quedará esperando algo que nunca llegará.

Maria Marin, la reconocida coach, conferencista y autora, coincide con esta idea: “Un hombre que tiene inseguridades de compartir el resto de su vida con una mujer, no cambiará porque ahora comparten la misma dirección”.

3. En el matrimonio somos “nosotros”, no “tú y yo”.

Linda Waite, de la Universidad de Chicago, descubrió que las parejas casadas no sólo han hecho un contrato a largo plazo que favorece la inversión emocional: “además, comparten recursos y son capaces de actuar como una pequeña compañía de seguros contra las incertidumbres de la vida.” *Aceprensa.

Aunque no es una regla general, en la cohabitación las parejas suelen ser independientes, incluso en los aprietos. Independencia que puede llamarse también individualismo y que presenta un interés especial por lo que atañe a sí mismo, excluyendo a la pareja.

Este tipo de relación, es similar a dos barcas que navegan por un mismo mar, pero cuando una se hunde, la otra sigue su camino. Por consiguiente no hay un equipo y por ello no se comparte nada; “lo tuyo es tuyo, y lo mío es mío”.

Finalmente cabe aclarar que cada relación se desarrolla bajo condiciones particulares, pero lo que sí es irrefutable es que el matrimonio supone un verdadero compromiso, una promesa de amor y apoyo mutuo que provee el escenario óptimo para realizar una misión conjunta perdurable en el tiempo, la cual posee mayores probabilidades de afrontar las dificultades antes de romper la unión.