Querida Mamá,
Las palabras no pueden expresar la profunda tristeza y el vacío que siento en mi corazón desde que te fuiste. Aunque sé que has partido hacia un lugar mejor y que ya no sufres, no puedo evitar extrañarte cada día y desear tenerte de vuelta a mi lado.
Tu amor y apoyo incondicional fueron los pilares de mi vida, y sin ti, todo parece un poco más oscuro. Cada vez que pienso en los momentos que compartimos, las lágrimas llenan mis ojos, pero también sé que esos recuerdos son un tesoro inmenso que nunca desaparecerá.
Tus consejos sabios, tu ternura y tu sonrisa inolvidable son cosas que atesoro profundamente en mi corazón. Tu partida ha dejado un hueco que nadie más podrá llenar.
En este momento de duelo, me aferro a la fe que compartimos. Sé que estás en un lugar mejor, libre de dolor y sufrimiento. Imagino que estás rodeada de la paz y el amor de Dios, y eso me consuela.
Mamá, quiero que sepas que siempre llevaré tu amor en mi corazón. Cada logro, cada alegría y cada lágrima que derrame serán dedicados a ti, mi ángel guardián.
Aunque las lágrimas fluyan y el dolor sea abrumador, prometo honrar tu memoria viviendo una vida que te haría sentir orgullosa. Sé que me guiarás desde el cielo como lo hiciste aquí en la Tierra.
Te amo, mamá, y te extrañaré todos los días de mi vida. Que descanses en paz.
Con amor eterno.