Y hay veces que las crisis provocan cambios… Pero el cambio no es siempre la mejor solución; comprar tiempo no es la panacea (esto se aplica a muchas cosas, entre ellas a la repetición de curso). A veces es sólo una huida hacia adelante, una carrera desesperada para no enfrentarse con los problemas, para no solucionarlos…
El ombligo de oro
Érase un hombre con un ombligo de oro que le ocasionaba constantes apuros, porque siempre que se bañaba era objeto de todo tipo de bromas.
El hombre no hacía más que pedirle a Dios que le quitara aquel ombligo. Por fin, una noche soñó que un ángel se lo desenroscaba y lo dejaba encima de la mesa, tras lo cual se esfumó.
Al despertar por la mañana comprobó que el sueño había sido real: allí, sobre la mesa, estaba el brillante ombligo de oro. Entusiasmado se levantó de un salto y… ¡y el culo se le desprendió y cayó al suelo!
El cambio siempre tiene efectos secundarios.