Nunca he visto a nadie que gestionara tan bien su tiempo como una señora que trabaja de asistenta en casa de unos conocidos.
Me sorprendió cuando la vi por primera vez. Lo mismo hacía la comida, que limpiaba las habitaciones, planchaba y ponía la lavadora, que salía a la puerta a atender a alguien que venía a hacer unas reparaciones en la casa.
Era como un tornado que dejaba todo reluciente tras de sí.
La estuve observando con admiración un largo tiempo y pensé que me superaba con creces a la hora de priorizar y saber centrarse en un objetivo.
Sé que su fantástica gestión del tiempo le permite ganar más dinero que la media en el sector en que está empleada (le pagan muy bien). Si fuera un ejecutivo, probablemente ganaría una fortuna y se la merecería.