En el plano físico sabemos que con cuanto más vigor, insistencia y energía golpeemos una piedra, antes lograremos hacerla añicos, y cuantos más golpes certeros y vigorosos propine el leñador sobre el tronco de un árbol, antes lo partirá en dos. Pero en el plano mental no se aplica este principio de la fuerza y del esfuerzo agotador.
Nuestra mente, cuando está tensionada y agotada por el esfuerzo, se bloquea y enferma. El estrés crónico causa el 95 por ciento de las enfermedades. Esto es consecuencia de la falta de relajación mental; básicamente, de una presión, tensión y agobio de nuestras neuronas agotadas y en estado límite.
En el mundo occidental de hoy, en pleno siglo XXI, en el que todo es prisa, tensión emocional y física, estrés y falta de tiempo, el hecho de recuperar el equilibrio, la paz y el sosiego interior y la higiene mental es de absoluta prioridad. Observamos en la vida diaria que la gente está muy estresada, muy pasada de rosca, con poca o ninguna capacidad de resistencia a la frustración y carente de buenas formas, de empatía, de educación y de autocontrol.
En la actualidad todas las investigaciones demuestran que tomarse la vida con buen humor y sentido del humor reporta incontables beneficios: refuerza el sistema inmunológico, activa la zona digestiva, fortalece el sistema cardiovascular y mejora la capacidad respiratoria, sobre todo con la carcajada, que nos hace respirar cuatro veces más aire y mover alrededor de 420 músculos, etc.