Cuando el resultado no lo es todo, los jugadores pueden también ser personas excepcionales. El fútbol es un juego: en la mesa y en el juego se conoce al caballero…
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Queremos hoy hacer una mención muy especial a lo sucedido el sábado pasado en algo que desgraciadamente vemos muy rara vez pero que merece nuestra más grande admiración.
El protagonista: César el Chelito Delgado
En el partido entre el Cruz Azul y Necaxa el Chelito tropezó dentro del área con el arquero contrario; el árbitro apuntó hacia el manchón de penalty decretando la pena máxima, la afición de los cementeros ya celebraba la jugada y ya imaginaba el cobro de la falta viendo como el balón se iba al fondo de la portería.
Derrepente el silbante cambió su decisión y reanudó con bote a tierra, ¿porqué? porque César Delgado se acercó a él y le dijo que se había tropezado, que la falta no existía por lo tanto no era penal. La gente no sabía lo que había sucedido, de hecho unos decían que el abanderado hizo cambiar la decisión del silbante, pero todo nos quedó claro cuando chelito comentó: “Le expliqué al juez que me tropecé”. Eso ha bastado para que le demos un gran aplauso e incrementemos nuestra admiración por este grande de las canchas.
Para redondear la tarde, el ex-Rosario Central anotó dos goles y los celebró levantandose la playera de su equipo para mostrar una leyenda que decía “FUERZA LUCHO” en apoyo a su gran amigo Luciano Figueroa, quien tuvo una lesión muy fuerte en su rodilla que lo ha dejado fuera del mundial.
Gracias Chelito por mostrarnos que eres un gran amigo, un excelente jugador y un caballero en la cancha.