Querido hermano,
No hay un solo día en que tu ausencia no se sienta como un vacío inmenso en nuestras vidas. Papá y mamá te extrañan de una manera que las palabras nunca podrán describir. Veo en sus ojos el dolor que llevan dentro, un dolor que nunca se apaga, un amor que nunca te dejará ir.
Recuerdo cómo solías llenar la casa con tu risa, cómo tu presencia siempre traía luz incluso en los días más oscuros. Ahora, esa luz se ha apagado, y lo que queda es un silencio que duele. A veces, me parece escuchar tu voz, o ver tu sombra en los lugares donde solías estar. Pero cuando me doy cuenta de que no estás, el golpe es tan duro como la primera vez que supimos que te habías ido.
Papá se sienta en silencio, mirando al vacío, perdido en sus pensamientos. Mamá acaricia tus fotos como si al hacerlo pudiera traerte de vuelta. La casa ya no es la misma sin ti, y ellos tampoco. El mundo sigue girando, pero para nosotros, se ha detenido en el momento en que te fuiste.
Hermano, sé que donde estés, estás en paz, pero aquí, seguimos luchando por aceptar tu partida. Mamá y papá se aferran a los recuerdos, a las fotos, a las cosas que dejaste. Pero lo que más duele es que ellos darían cualquier cosa por escuchar tu voz una vez más, por sentir tu abrazo, por decirte lo mucho que te aman y cuánto te extrañan.
Espero que sepas cuánto te amamos, cuánto nos duele tu ausencia. No hay un adiós definitivo en nuestro amor por ti, porque sigues vivo en nuestros corazones. Pero nos duele, y lloramos, porque simplemente no sabemos cómo llenar este vacío que has dejado.
Cuida de nosotros desde donde estés, hermano. Y hasta que nos volvamos a encontrar, por favor, nunca dejes de saber cuánto te amamos y cuánto te extrañamos. Papá y mamá nunca dejarán de buscarte en cada amanecer, en cada estrella, en cada rincón donde alguna vez fuiste feliz.
Con todo mi amor y todo el dolor que siento,
Tu hermano(a)