Estaba sentado en mi silla, ocupándome de mis propios asuntos cuando escuché un golpe en la puerta. Me levanté para contestar y había una hoja de papel en el suelo. Lo recogí y lo leí. Decía: «Tienes 24 horas de vida».
Estaba sentado en mi silla, ocupándome de mis propios asuntos cuando escuché un golpe en la puerta. Me levanté para contestar y había una hoja de papel en el suelo. Lo recogí y lo leí. Decía: «Tienes 24 horas de vida».