El viejo poeta griego Sófocles, cuatro siglos antes de Cristo, ya nos recordaba que no hay maravilla mayor que el ser humano, y es lógico que este ser tan extraordinario sea quien esté al mando de su propia existencia. Todo depende de algo tan sencillo como propiciar diariamente pensamientos, sentimientos y actitudes positivas en mucha mayor medida que las negativas.
Bernabé Tierno.