La certeza moral nos tiene que llevar a actuar.
Si oyéramos: – Entiérrala, que no sabemos si todavía respira…
Pensaríamos que, definitivamente , hay algo que huele a podrido en Dinamarca (de Hamlet, Shakespeare).
Sólo podemos tomar decisiones ante una conciencia cierta: una conciencia que está segura de que lo que hacemos no es reprobable, y es lo más justo de lo posible.
También el principio de conciencia cierta lleva este corolario: tenemos la obligación de formar la conciencia, esa voz de Dios en nuestro interior, conforme a los principios morales universales (resumidos en los diez mandamientos), por que luego tenemos obligación de obedecerla. Y también otro efecto del principio de «en caso de duda no se actúa» es que la situación de duda conlleva la necesidad de aclararse con lo que es correcto: pedir consejo a una persona con vida recta y criterio normalmente correcto. Y luego decidir en conciencia.
Ahora una anécdota divertida que ilustra el principio de ante la duda…
Ante la duda, la más peluda.
Un cazador con pocas luces
Dos cazadores están en el bosque cuando uno de ellos de repente cae al suelo. No parece que respire y tiene los ojos vidriosos, de modo que su amigo coge el teléfono móvil y llama al servicio de emergencias:
– «Oiga, mi amigo está muerto. ¿Qué hago? ¿Qué hago?»
– !! Cálmese, tranquilo, ¡estamos aquí para ayudarle! Vamos a ver, Lo primero que tiene que hacer es asegurarse de que su amigo está realmente muerto.
Entonces se hace una pausa y a continuación se oye un disparo.
El cazador vuelve a coger el teléfono y dice:
– «De acuerdo, y ahora, ¿qué hago?»