Sinceridad (con Dios)
Te había pedido la pureza con estas palabras: dame pureza y castidad, pero no me las des ahora. Tenía miedo de que me oyeras demasiado pronto, y de que desapareciera la enfermedad de mi sensualidad demasiado temprano; prefería darle un desahogo, en vez de apagarla.
(Sinceridad con Dios… Querer sin querer)
San Agustín (Confesiones 8, 7.)
Cuando el narrador es fiel, eterna e inquebrantablemente fiel a la historia, al final es el silencio quien habla. Cuando la historia ha sido traicionada, el silencio no es más que vacío. Pero nosotros, los fieles, cuando hemos dicho nuestra última palabra, oímos la voz del silencio.
Isak Dinesen