Quien no sabe a dónde va difícilmente llega a alguna parte. La dirección y el rumbo que cada uno toma en su vida son de elección y decisión propia. Saber cuáles son esas rutas o caminos que con toda seguridad nos conducen al éxito y a la felicidad y plenitud posibles de nuestras vidas no es algo tangencial ni secundario, sino esencial.
Cualquiera que pretenda lograr sus metas y objetivos, autorrealizarse y labrar «su» felicidad, día a día, necesariamente se verá obligado a transitar con destreza, gozo y verdadera dicha, desde el nacimiento hasta el fin de sus días, por estos cuatro caminos y no por otros si pretende lo mejor para sí mismo.
Bernabé Tierno