SAN MAXIMILIANO KOLBE, Mártir. Año 1941

UN EJEMPLO DE CARIDAD. SU AMOR AL PROJIMO. VIVIO EL EVANGELIO: » NADIE TIENE AMOR MAS GRANDE QUE EL QUE DA LA VIDA POR SUS HERMANOS»
 
Un día se fugó un preso. La ley de los alemanes era que por cada preso que se fugara del campo de concentración, tenían que morir diez de sus compañeros. Hicieron el sorteo 1-2-3-4…9…10 y al que le iba correspondiendo el número 10 era puesto aparte para echarlo a un sótano a morirse de hambre. De pronto al oírse un 10, el hombre a quien le correspondió ese número dio un grito y exclamó: «Dios mío, yo tengo esposa e hijos. ¿Quién los va a cuidar?».
En ese momento el padre Kolbe dice al oficial: «Yo me ofrezco para reemplazar al compañero que ha sido señalado para morir de hambre».

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El oficial le responde: ¿Y por qué?
– Es que él tiene esposa e hijos que lo necesitan. En cambio yo soy soltero y solo, y nadie me necesita.
El oficial duda un momento y enseguida responde: Aceptado.
Y el prisionero Kolbe es llevado con sus otros 9 compañeros a morirse de hambre en un subterráneo. Aquellos tenebrosos días son de angustias y agonías continuas. El santo sacerdote anima a los demás y reza con ellos. Poco a poco van muriendo los demás. Y al final después de bastantes días, solamente queda él con vida. Como los guardias necesitan ese local para otros presos que están llegando, le ponen una inyección de cianuro y lo matan. Era el 14 de agosto de 1941.