Novelista y creador de mitos, nacido en Sudáfrica en 1892. Huérfano de padre siendo niño, su madre tuvo que luchar contra las penurias y dificultades.
La madre se convirtió al catolicismo en el año 1900 en contra de todos los parientes familiares; murió muy joven, a los 34 años, cuando Ronald tenía 12 años. Este golpe fue la base de su fe profunda y de su catolicismo convencido.
La conversión y muerte de su madre fueron el ejemplo y la referencia en su vida. Heredó la fe de su madre y fue fiel a la llamada y a la doctrina cristiana. Optimista ante las dificultades pero realista ante las circunstancias que tuvo que vivir.
Estudioso de los clásicos, le tocó vivir de lleno la primera guerra mundial, en la que fue herido y perdió a sus mejores amigos. Convaleciente, trabajó el tema de la mitología británica.
En Oxford se reunía con C.S. Lewis, su amigo, y con otros profesores de literatura para comentar sus obras. Creador de mitos y poesía, con gran calidad y éxito editorial; fue un excelente narrador, mezcló historias y mitología con un gran domino del lenguaje, en parte inventado por él.
Aprovechó el mito para contar la historia y caracterizar y dar valores a sus personajes.
Era reflexivo y creativo; colaboró en la obra creadora por eso sus mitos siempre definen dogmas y reflejan un enorme deseo de eternidad. Quiso plasmar en su obra, la limitación de la vida y las raíces cristianas que permiten la esperanza en otra realidad sin las imperfecciones de este mundo.
Fue crítico con el progreso y estaba esperanzado en un paraíso que estaba por venir.
En su obra refleja la bondad, la existencia de Dios, la actuación de la Providencia, el bien que acaba por triunfar sobre el mal; la obra de Dios Creador y la belleza como reflejo de esa creación, el sentido de la eternidad.