Javier Vidal-Quadras; A las alfombras felices no les gusta volar, Desclée de Brouwer, 2014.
La gente feliz no suele ser noticia. p.17.
La felicidad no está en el éxito, sino más bien al revés, el éxito en la felicidad. p.17-18.
No se puede ser feliz sin una mirada alegre, optimista y esperanzada de nuestra realidad personal y familiar. p.52.
Lo bello no se improvisa. p.56.
La forma es la amabilidad del fondo. La estética es el envoltorio humano de la ética. Nuestra condición espiritual tiende tiende a la belleza. Al ser humano no le basta con satisfacer sus necesidades biológicas, sino que tiene una necesidad estética, y el gusto se educa. No abandonarse y exigirse, también en las formas, por razón de los demás, nos ayuda a conservar nuestra altura ontológica. p.58.
En lo pequeño descansa lo grande. p.60.
La vida de una alfombra feliz se hace cada día. p.60.
Las virtudes no son versos sueltos. Forman un sistema que se mantiene en pie por la energía compartida de todas ellas. La debilidad de una sola puede hacer quebrar toda la estructura personal. p.63.
Una mirada rollo hace que todo sea rollo. p.67.
En la vida hay que aprender una y otra vez. Cada día es una hoja de papel en blanco que hay que escribir con la mejor caligrafía. No importa equivocarse, pero hay que hacer las cosas bien. p.69.
No es bueno quien nace, sino quién se hace. Cada acto nos va configurando como personas. Cuantos más actos buenos realicemos, mejores personas seremos. p.69.
Los pequeños detalles son los que hacen la vida amable, pero sin entrenamiento y perseverancia, esos detalles hacia los demás no saldrán naturalmente. Hay que llevar a casa las cortesías que solemos utilizar fuera de casa. p. 69.
En el continuo de nuestra vida de trabajo y relación con los demás hay que encontrar ratos para recargar la energía personal y orientar el sentido de nuestra trayectoria vital. p.75.