Mientras estaba acostado en la cama, escuché a mi perro arañar la puerta de mi habitación. Cuando me levanté para dejarla entrar, la encontré de pie junto a mi cama, con sangre goteando de sus mandíbulas.
Mientras estaba acostado en la cama, escuché a mi perro arañar la puerta de mi habitación. Cuando me levanté para dejarla entrar, la encontré de pie junto a mi cama, con sangre goteando de sus mandíbulas.