Una Gitana lloriqueaba ayer en la puerta de una Iglesia:

¡dame argo que mih niñoh no tienen yogur!

Qué lejos está esa petición de la verdadera necesidad. Y es que, cuando hay necesidad se agudiza el ingenio, y no se sabe cómo siempre aparece una solución.

Lee la siguiente noticia al respecto…

Un comerciante de Etiopía transforma los antiguos proyectiles de la guerra contra Eritrea en máquinas de café

Madrid.-  Ameraw Zekele, un comerciante de Mekele, ciudad situada al norte de Etiopía, se dedica a transformar viejos casquetes de proyectiles en cilindros para máquinas de café.

La mayoría de los casquetes que utiliza Zekele provienen de los proyectiles que se lanzaron durante la guerra entre Etiopía y Eritrea, entre 1998 y 2000.

En el taller donde se transforman las antiguas armas de guerra, que miden casi un metro, trabajan seis empleados. La labor comienza cuando Zekele les corta los extremos puntiagudos, los sella y hace orificios en el cilindro de aluminio para canalizar el agua, la leche y el café.

La idea surgió hace nueve años. «La gente tenía en sus casas los antiguos casquetes y ahora los vende», explica Zekele. «Las carcasas se vendían para varios propósitos, desde lavar ropa hasta triturar cosas. Yo las estudié y se me ocurrió usarlas para preparar café».

PRECIO JUSTO

El propietario de un café, Haile Abraha, compró hace unos meses las máquinas provenientes del taller de Zekele. «Otra de mis máquinas es importada, pero la fabricada por Zekele es la mejor, además es relativamente barata, el precio es justo y hace buen café».

Sin embargo, Zekele comenta que es difícil convencer a la gente de que compre sus máquinas porque una vez fueron armas mortales. «A veces pienso que las carcasas fueron usadas para la guerra, pero mi intención es cambiar ese hecho y utilizarlas para algo positivo. Ellas pueden ser un símbolo de la guerra, pero trato de transformar lo negativo en positivo», afirmó.

Desde que comenzó a producir las máquinas, Zekele ha vendido cientos de máquinas de café, casi todas a habitantes del área de Mekele, por 1.300 dólares –poco más de 1.000 euros–. En el futuro, Zekele aspira a poder llevar sus máquinas a otras zonas de Etiopía y Eritrea.

Fuente: Europa Press