Continúa con la historia para saber cómo se forja un delincuente
2.- Cuando pronuncie en tu presencia palabras sucias u obscenas celébralas con chistosas ocurrencias; de esta forma se desarrollará con la convicción de que es cosa graciosa y procurará incrementar la riqueza de tal «vocabulario».
3.- No dejes de alabarle en presencia de los amigos y vecinos; de esta forma lograrás que llegue al convencimiento de que es mucho más listo y mejor dotado que los demás muchachos de su conocimiento.
4.- Nunca emplees, refiriéndote a él, la frase «eso está mal». Podrías llegar a crear en el pobre niño un complejo de culpa. Claro está que cuando sea mayor y robe automóviles o ultraje mujeres, su conclusión será de que «el mundo está en contra suya» y que es un perseguido o un incomprendido.
5.- Recoge todo lo que deje abandonado o fuera de lugar, porque así, cuando sea mayor, tendrá experiencia en el arte de dejar que los demás le hagan el trabajo que le corresponde.
6.- Déjale ver y leer cuanto quiera. No te preocupes por las lecturas o por la televisión que van formando su mentalidad. Eso sí, cuida de que los vasos y tazas donde él beba estén limpios, pero no intervengas cuando su mente beba en un recipiente sucio de ideas sucias.
7.- Discute con tu esposa en presencia de los hijos, procura estar borracho con frecuencia; así estarán preparados el día de mañana para imitar tu ejemplo y quizá logren deshacer un hogar.
8.- Dale todo el dinero que te pida sin pedirle ninguna responsabilidad a cambio; no se te ocurra dejar que se lo gane con su esfuerzo.
9.- No dejes de satisfacer sus deseos de refrescos, golosinas, caprichos de todo tipo, que se «atraque» de todo lo que le guste y nada más que de lo que le guste.
10.- Ponte de su parte y defiéndelo en sus enfrentamientos con profesores, vecinos o policías. Todos ellos, si van contra tu hijo, no tienen razón.
11.- Cuando te veas comprometido en un auténtico conflicto, puedes justificarte diciéndote a ti mismo: «me fue imposible hacer de él un hombre de provecho».
El niño también habló: «Yo soy el futuro de la nación, el hombre del mañana, el que ocupará tu lugar cuando sólo quede el recuerdo y la obra. Seré el Juez de los hombres de hoy, y, aunque el mañana depende de mí, yo dependo de la educación que me brinden hoy. ¿Por qué no me das la educación que merezco?…»