¿Alguna vez te has despertado en medio de la noche sintiendo que el mundo da vueltas? Los mareos nocturnos son más comunes de lo que pensamos y tienen una explicación científica detrás. Nuestro sentido del equilibrio depende en gran medida de nuestro sistema vestibular, ubicado en el oído interno. Este sistema trabaja en conjunto con la vista para mantenernos estables.
En la oscuridad, al no tener referencias visuales, el cerebro puede confundirse con las señales que recibe del oído interno, provocando esa sensación de mareo. Además, la falta de luz puede alterar nuestro ritmo circadiano, afectando la producción de hormonas que influyen en el equilibrio y el sueño.
Otras causas que pueden contribuir a los mareos nocturnos incluyen:
- Ansiedad y estrés: La oscuridad a menudo se asocia con sentimientos de vulnerabilidad, lo que puede aumentar la ansiedad y, por ende, los mareos.
- Deshidratación: La falta de agua puede afectar el volumen sanguíneo y la presión arterial, contribuyendo a la sensación de mareo.
- Medicamentos: Algunos medicamentos, como los antihistamínicos y los sedantes, pueden causar mareos como efecto secundario.
- Condiciones médicas subyacentes: Enfermedades como el vértigo posicional benigno o la migraña pueden manifestarse con mareos, especialmente en la oscuridad.
¿Qué podemos hacer?
- Crear un ambiente tranquilo y familiar: Un dormitorio bien ventilado y sin estímulos externos puede ayudar a reducir la ansiedad y los mareos.
- Mantener una buena higiene del sueño: Establecer horarios regulares para dormir y evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse.
- Hidratarse adecuadamente: Beber suficiente agua durante el día puede prevenir la deshidratación.
- Consultar a un médico: Si los mareos nocturnos son frecuentes o intensos, es recomendable acudir a un profesional de la salud para descartar cualquier condición médica subyacente.