En los años 40 (años de postguerra, años de hambre en España) un lugareño (nacido en ……, Cádiz) estaba buscando trabajo y no lo encontraba por ningún sitio. Tan desesperado estaba que, en llegando a un rancho muy pobre en medio de un terreno muy seco, preguntó al dueño que si tenía trabajo a lo que el señor le respondió: » Lo siento, pero apenas el terreno me da para comer, ¿cómo podría pagarte un jornal?. Pero, pensándolo bien, se me acaba de morir el perro, ése es el único puesto que tengo libre. El lugareño le pidió por favor que le dejara trabajar como perro guardián.
Continúa con la historia del perro ahorrador
Así fue, quedó contratado como perro, se le ató una cadena al cuello y se quedó a la puerta del cortijo viviendo en la caseta del perro y comiendo las sobras de la comida de los amos. Tanto ahorró el «perro» que pasados unos años compró el cortijo.