Nos gustaría presentaros a un joven director de cine con un gran futuro por delante: Juan Manuel Cotelo Oñate.
Esta es una Entrevista sobre una película que está ultimando sobre conversos de nuestros tiempos, con la que va a conmover muchos cimientos.
He aquí el texto de una reciente entrevista contando el contenido de la película…
¿Se puede hacer una película sobre conversos en los tiempos del IPhone? Ahora que hemos “logrado” sustituir los principios y las creencias por eslóganes y marcas comerciales, ¿es moderno hacer una película sobre conversos, sobre personas de hoy que negaron a Dios y a la Iglesia hasta que algo les hizo cambiar? ¿Resulta anacrónica una película sobre conversiones en los tiempos de Sexo en Nueva York, de Hulk o de HanAPTAL? ¿O por el contrario es el ejercicio más vanguardista que se puede hacer en medio de este páramo políticamente correcto?
Juan Manuel Cotelo tiene las cosas envidiablemente claras y el coraje necesario para embarcarse en la aventura de realizar una película sobre los conversos de hoy. Director de Camera, el centro de investigación y producción para la comunicación audiovisual de la Universidad Cardenal Herrera-CEU, Cotelo es periodista, actor y director de cine (El sudor de los ruiseñores). Es premio al mejor guión del Festival de San Sebastián y entre sus trabajos figura el documental Amnesia, mártires valencianos del siglo XX, producido por Camera. Y como además es especialmente amable, ha accedido a explicar su proyecto en Cierzo y Abrego.
Pocas cosas más políticamente incorrectas que realizar un documental sobre conversos contemporáneos.
La idea surgió de un encuentro casual. Una persona, en la calle, me identificó como actor y me prestó un libro en el que una princesa italiana hablaba de su conversión. La historia me impresionó e inmediatamente traté de localizar a la autora. Tardé ocho meses en lograr que me recibiera. Desde entonces hasta hoy, lo cómico es que he dado casualmente con doce conversos, de ocho países diferentes, a los que no he buscado. Cuando he sido yo quien tomara la iniciativa para dar con alguien, no lo he conseguido.
¿Hay elementos comunes en el proceso de conversión de las personas con las que has hablado?
Lo más llamativo es que su proceso de conversión no se parece en nada a un proceso intelectual, sino más bien a un enamoramiento progresivo. No son personas que ahora crean en Dios, como quien acepta una idea nueva que antes ignoraban. No es eso. Su cambio no les ha llevado a ir a Misa, a rezar por las noches y a aplaudir al Papa. Es más que eso. Son personas que han transformado su vida completamente, tras descubrir que Dios les quiere tal como son… a pesar de ser como son. Todos ellos son anti-héroes, pecadores que estaban en las antípodas de un modelo atractivo de vida. Y siguen siendo pecadores. No se han convertido en héroes, sino en personas que confían en la misericordia de Dios. Es llamativo ver que ahora se tutean con Dios, a quien tratan como a un amigo, con quien se enfadan y discuten, a quien cuentan las cosas más cotidianas de su vida. En cuanto al proceso de conversión, no hay dos historias iguales, aunque sí un elemento común: detrás de cada conversión está el modelo atractivo de un cristiano que les dio ejemplo de amor.
¿Y en el momento previo? ¿Hay algún nexo en su historia antes de la conversión?
En cuanto al modo de pensar, todos ellos consideraban que la Iglesia era lo más retrógrado, decadente, antipático y aburrido que podía existir. Todos ellos pensaban encontrar la felicidad en el sexo, en el dinero, en la libertad de movimientos, en la falta de compromisos, en el éxito profesional. En general, todos ellos pensaban con los criterios mentales más extendidos y popularizados en la actualidad.
¿Fueron conscientes de lo que les estaba pasando?
En un principio, todos se burlaron de los que les estaba pasando, incapaces de imaginar que ellos mismos podrían cambiar de vida. Todos se resistieron a cambiar. Y puesto que tenían libertad absoluta para no cambiar… no cambiaron. Sin embargo… quien descubre la verdad del cristianismo, antes o después se deja conquistar. Porque la realidad es tremendamente seductora y atractiva. ¿Un Dios que me conoce y me perdona? ¿Un sentido a mi sufrimiento en la tierra? ¿De verdad es posible amar al capullo de mi vecino o a mi jefe? ¿Puedo hablar con Dios e incluso comer a Dios?… ¿Quién es capaz de decir que no a estas propuestas, cuando experimenta su verdad? Antes o después descubrieron en su propia vida que podían ser más felices de lo que eran, y que sus vidas podían cobrar un sentido más hermoso que el de la pura supervivencia.
Imagino que habrá tantas experiencias de conversión como personas. E imagino que también para el espectador ver estos testimonios va a suponer una experiencia.
Para mí, en primer lugar, está suponiendo una experiencia, que deseo cambie mi vida. ¡Es impresionante descubrir que, si ellos han cambiado… cualquiera puede cambiar! Creo que ahí radica la fuerza de estas entrevistas. Ninguno de ellos predica, ninguno vende una teoría bonita. Se limitan a contar lo que les ha pasado… cómo viven ahora… y te das cuenta de que es verdad: son más felices ahora, tienen una paz que antes no tenían. Ahora son “amigos del jefe”, “hijos del dueño”… eso les permite pisar muy fuerte, sentirse muy seguros, a pesar de ser conscientes de que ellos son unos miserables.
Vamos al momento posterior. ¿Cómo suelen vivirlo?
El momento posterior es cada día que pasa. Su proceso de conversión no es instantáneo, no tiene una fecha concreta. Por eso es comparable a un enamoramiento. Se conoce a alguien… que al principio no gusta… pero te sorprende… y vuelves a quedar con esa persona… y finalmente te has enamorado, sin haberlo planificado. A partir de ese momento, todo consiste en no dejar que ese amor se enfríe, en reavivarlo día a día. Todos tuvieron miedo, porque todos comprendieron que su nuevo amor les exigía un cambio de vida, no sólo un cambio en el modo de pensar. Y todos apostaron por ese amor, con la convicción de que salían ganando.
¿Alguno de ellos te ha hablado de milagro?
Sí. Lo cierto es que yo he cambiado un prejuicio que tenía sobre los conversos. Pensaba que iba a encontrar a personas que hubieran cambiado por sí mismas, por la fuerza de los argumentos, por la lógica de las ideas cristianas. Y no ha sido así. En todos los casos hay una intervención divina clarísima, que complementa al esfuerzo humano, sin violar la libertad de cada persona. Pero es Dios quien ha tomado la iniciativa… y a eso se le puede llamar milagro. No son milagros portentosos, de película… pero sí auténticos milagros disfrazados de casualidades. Encuentros casuales, accidentes casuales, lecturas casuales… Decía Tom Wolfe que “las casualidades son el disfraz que utiliza Dios para conservar el anonimato”. Con este trabajo lo he visto claro. ¡Tantas, tantas casualidades… no pueden ser casualidad!
¿A alguno de ellos le ha supuesto un problema en el sentido de rechazo del entorno, incomprensión o algo así?
Uno de ellos era el líder de una pandilla de delincuentes en Medellín, Colombia. Hoy es sacerdote. El día en que anunció a la pandilla que se había hecho cristiano, le dijeron: “Estás muerto. Te has pasado al enemigo.” Otro es homosexual y ejerció la prostitución en ciudades de México y en Los Ángeles. Hoy dirige un grupo de oración, con noventa homosexuales y lesbianas. Es fácil imaginar los problemas que tuvo antes y después de su conversión. Otra era empresaria, pertenecía a la masonería y predicaba contra la Iglesia Católica. Se divorció dos veces, abortó otras tres. Otra vivía en Barcelona en una comuna punky. En fin… para todos supuso un cambio radical y todos reconocen hoy que les mereció la pena cualquier dificultad, porque no se compara con la paz encontrada. En cualquier caso, las dificultades mayores no son externas, sino la lucha contra los propios hábitos. Por ejemplo, alguien acostumbrado a mentir, a difamar, a calumniar… cuando comprende que no debe comportarse así, que Cristo le pide amor en vez de venganza… se juega ser o no cristiano en cómo actúa, no en cómo piensa. El cristianismo no es un examen teórico, es cien por cien práctico.
¿Por qué ya nunca se habla de los conversos, o como mucho nos quedamos en nombres del pasado, y nunca se presentan estas historias como hechos modernos?
No lo sé. Al empezar este trabajo comprobé cómo la literatura sobre conversos se reduce casi exclusivamente a historias de intelectuales conversos, de personas muy, muy listas. Como si se hubiera querido defender la idea de que hay gente inteligente que encontró la fe… que la fe no es para imbéciles o tarados. Sin embargo, no dejan de ser modelos alejados del común de los mortales, que no somos especialmente listos. Con otras palabras: Jesucristo vino y sigue viniendo para buscar pecadores, enfermos… no busca personas con “pedigrí”, no hace una selección de personas por su inteligencia, posición social, nivel de estudios… Basta con mirar el perfil de los apóstoles, o de la misma Virgen María, de quien Dios se enamoró “por la sencillez de su esclava”. Dios ofrece su amor a todo el mundo, listos y tontos, sanos y enfermos, ricos y pobres. Los únicos a los que es imposible que llegue Jesucristo son los que no quieren escucharle. Dios respeta siempre nuestra libertad. Trata de seducirnos, de conquistarnos… pero si no queremos hacerle caso, no nos obliga a aceptar sus regalos. Se retira… y lo seguirá intentando una y otra vez, hasta el último día. Dios no quiere esclavos, quiere hijos.
Siempre que se mencionan en los medios cosas de este tipo se asocia la conversión al fanatismo, o a la ignorancia.
Por ignorancia. Porque tal vez nunca han tenido la oportunidad de charlar con un converso o con un cristiano íntegro. Descubrirían así la sencillez de sus vidas, sin nada parecido al perfil de un fanático. El mismo Jesucristo dice cuál es el rasgo más llamativo de los cristianos: “amaos los unos a los otros, en esto reconocerán que sois mis discípulos.” El amor es muy poco espectacular, es discreto, no hace alardes. ¡Pero cómo llama la atención una persona que ama! ¡Cómo atrae!
¿Cuándo podremos ver el documental?
Calculo que lo tendré finalizado dentro de seis meses. La fecha de finalización depende del proceso de financiación, puesto que quiero darle un acabado de lujo, y una campaña de lanzamiento de lujo. Porque un contenido de lujo, merece una puesta en escena de lujo. Aspiro a exhibir el documental en salas de cine, televisiones, DVD e internet. Es un proyecto muy ambicioso, no un simple documental para un grupo minoritario de personas. En realidad, podría terminarlo en quince días, si me conformara con llegar a unos pocos.
Este documental como parte del trabajo de una nueva empresa de comunicación.
Es el germen de una nueva empresa, que se dedicará a mostrar los valores cristianos, de modo natural y atractivo. Con este documental he descubierto que el cristianismo es un producto estrella… no un coñazo –con perdón por la expresión- destinado a personas raritas, aburridas, anticuadas, retrógradas y ñoñas. Es un diamante en bruto… que hay que saber vender con toda su belleza. El problema es que muchas veces se presenta este diamante envuelto en un paquete arrugado, roto, sucio… o con tintes intelectuales… o con tonos de voz imperativos… o simplemente alejados de la realidad de las vidas de las personas. La empresa cuidará hasta el extremo la profesionalidad en el acabado de los productos, como corresponde a un contenido de lujo. Lo que no puedes hacer es vender joyas envueltas en bolsas de plástico. Ésa es la sensación que tengo cuando veo productos audiovisuales cuyo contenido es cristiano y cuya forma externa es de supermercado. Lo primero es ofertar el producto sin sucedáneos, íntegro, con toda su belleza… y lo segundo es ofrecerlo también de modo bello. El cristianismo vende paz, felicidad, amor… ¿tiene sentido vender eso con formas poco atractivas?
El texto entero se encuentra en LA CONVERSIÓN ES COMO UN ENAMORAMIENTO que puedes visitar para comentar al autor o curiosear…