¿De qué está hecha la Vida?
La vida no se mide ganando puntos (como en un juego).
La vida no se mide por el número de amigos que tienes, ni por cómo te aceptan los otros, ni por los planes que tienes para el fin de semana, ni por si te quedas en casa solo.
No se mide según con quienes sales, con quien solías salir ni por el número de personas con quien has salido, ni por si no has salido nunca con nadie.
No se mide por la persona que has besado. No se mide por el sexo.
No se mide por la fama de tu familia, ni por el dinero o bienes que tu familia posea, ni por la marca del coche que manejas, ni por la escuela que asistes.
No se mide por lo feo o guapo que seas, ni por los zapatos que uses o el tipo de música que prefieras.
No importa si tienes el pelo rubio, castaño, negro o rojo, o si tu tez es blanca o morena. No se mide por las notas que recibes, ni por lo inteligente que seas, ni por lo inteligente que dicen los exámenes estandarizados que eres.
No se mide por las organizaciones sociales a las que perteneces, tampoco por que tan bueno seas en «tu» deporte.
La vida simplemente no es nada de eso. Pero la vida si se mide según el amor que des o según el daño que hagas.
Se mide según la felicidad o la tristeza que proporciones a otros. Se mide por los compromisos que cumples o las confianzas que traicionas.
Se trata de la AMISTAD, la cual puede usarse como algo sagrado o como una arma.
Se trata de lo que dicen y lo que quieres decir, sea dañino o benéfico.
Se trata de murmurar o de contribuir a los pequeños chismes.
Se trata de los juicios que formulas y de por qué los formulas, y a quién y con qué intención se los comentas.
Se trata de a quien no le haces caso o ignoras… adrede y a pleno propósito.
Se trata del celo, del miedo, de la ignorancia y de la venganza.
Se trata del odio que puedes llevar adentro, de cómo lo borras o cómo lo riegas y lo cultivas. Pero la mayor parte se trata de si usas la vida tuya para tocar y amar o para envenenar el corazón de otros, de una manera que habría sido imposible que ocurriera de otra forma.
TÚ y solo TÚ escoges la manera en que afectaras para bien o para mal el corazón de tus semejantes… Y esas decisiones son de lo que se trata la vida.