– Deja de tirar de la cola al gato, niño.
– Si no tiro, mamá. Sólo se la agarro. Es él el que tira.
Sigue la versión matrimonio:
‑Vengo a devolverles este revólver que compró ayer mi señora.
‑¿Qué pasa?¿No funciona bien?
– Si hombre, sí que funciona. Pero por el momento ya nos hemos reconciliado.