Di lo que piensas: verba volant, scripta manent. Cuando abría un agujero para sembrar un rosal en mi jardín, la pala chocó con algo duro y saltaron chispas del encontronazo de los dos objetos. Pensé que había encontrado una piedra y me dispuse a retirarla, pero mi asombro fue grande cuando vi que se trataba de una superficie metálica oxidada, verdosa y lisa.
Retiré cuidadosamente la tierra y saqué una pesada lápida funeraria de bronce romano. La lavé cuidadosamente con agua clara y una brocha de suave pelo de camello y cubriéndola con un papel secante, añadí agua y esperé que se secara al fuerte sol de mayo. Retiré el papel y obtuve una copia de la inscripción en latín que había grabada en ella.
Emocionado llamé a mi amigo Antonio (licenciado en Latín) y nos juntamos para traducir el texto escrito en el siglo III: «A mi amada esposa Claudia Patricia: «Y de bichitos comido después de cien años muerto tengo que poner un letrero diciendo que te he querido que te quise y que te quiero» tu amante esposo Abilius al borde de la muerte a la edad de 33 años» Ni que decir tiene que desde aquel día este es el más bello poema de amor que hay en mi biblioteca. Desconocido Abilius ten la seguridad que no 100 sino 1700 años ha perdurado tu declaración de amor a la bella Claudia Patricia. Espero que lleves 1650 años reunido con ella en el Paraíso.