Un taxista se jubila tras recibir una propina de 300.000 euros
La historia de Don Pratt, un taxista inglés que ha recibido una generosa herencia de una ex-clienta
Hasta hace unos días era un taxista de Newquay, una tranquila localidad en la costa sur de Inglaterra. Entre los diferentes servicios que acostumbraba a realizar en su trabajo, Pratt tuvo como clienta durante veinte años a una pensionista llamada Mary Watson, a la que diariamente trasladaba desde su hogar al centro para que realizara sus compras y gestiones cotidianas.
Hasta hace unos días era un taxista de Newquay, una tranquila localidad en la costa sur de Inglaterra. Entre los diferentes servicios que acostumbraba a realizar en su trabajo, Pratt tuvo como clienta durante veinte años a una pensionista llamada Mary Watson, a la que diariamente trasladaba desde su hogar al centro para que realizara sus compras y gestiones cotidianas.
El roce hace el cariño y tal era la buena relación entre conductor y pasajero, que la mujer acostumbraba a dejarle generosas propinas e incluso llegó a decirle en alguna ocasión que cuando muriera, cuidaría de él. Pero seguro que este taxista, padre de cuatro hijos, nunca se habría imaginado que la mejor de todas llegaría tras el fallecimiento de la señora Watson, cuando a través de sus abogados conoció que era el beneficiario único de la herencia, que incluía sus ahorros personales y una casa por valor de 250.000 libras esterlinas, que al cambio vienen a ser 300.000 euros o cincuenta millones, de las antiguas pesetas.
Pese a la tristeza de la muerte de su mejor clienta y como no hay mal que por bien no venga, este hombre de 65 años ha aprovechado la circustancia para decir adiós al taxi que lleva más de tres décadas conduciendo y disfrutar de la vida. Según ha declarado a un diario británico: «Ya me puedo jubilar y viajar por Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda». Seguro que con esta historia que hoy rescatamos del maravilloso mundo de los blogs, más de uno ponemos mucho cariño a la relación que día a día mantenemos con nuestros clientes. Ya lo sabes: haz el bien y no mires a quién.
Extraído de aquí…