En nuestras vidas a veces ocurren sucesos que hacen reflexionar y en donde se manifiesta claramente la presencia de Dios en nuestra vida cotidiana. A veces son hechos pequeños que pueden pasar desapercibidos o que algunos podrían pensar que es una simple casualidad.
Unos días atrás recordé una de estas situaciones que expondré a continuación.
Una vez fui a comprar a una librería junto con un compañero de estudios. El lugar era una especie de supermercado con varios pasillos. ïbamos en hacia la caja para pagar los productos cuando de pronto se apareció a mis pies $10.000 pesos chilenos (aproximadamente 20 dólares). En ese pasillo no había absolutamente nadie y el dinero no era de mi compañero. Yo obviamente los recogí y miré extrañado. Finalmente los guardé.
Al llegar a la caja vi a un señor que miraba desesperadamente su billetera y no encontarba su dinero. Le pregunté qué le pasaba y me contó que se le había perdido. Yo le entregué lo que había encontrado.
Mi amigo y a quienes les conté me dijeron que como podía ser tan tonto, incluso mi familia.
Pasó un mes y mi madré fue a comprar a un almacén o tienda y perdió exactamente 20 dólares ($10.000 pesos chilenos). Prontamente un hombre le dijo que se le había caído el dinero y se lo entregó. Yo no estaba en el lugar y mi madre me relató lo sucedido…recordando ella lo que me había ocurrido a mí anteriormente.
Esta situación parece increíble…pero sin duda que el Señor se manifestó en este hecho. ¿Una diosidencia como dicen algunos?
Seguramente ustedes tienen que contar otras experiencias que les han ocurrido.
Así es que aquí está el espacio…
Tomo prestado este suceso de Joseph T, amigo chileno.