Extraer todo el provecho de los avisos del cielo y de las prórrogas…
Murió Ángel por la noche, a los treinta y tres; su hija de nueve años lo encontró sentado en un sillón. Aunque la causa fue un ataque repentino al corazón, los que le conocíamos sabíamos que pronto llegaría el momento. Dejó mujer y una niña. Hombre trabajador, optimista, valiente, luchador…
Queda en la mente y en el corazón la gran pregunta que nos hacemos ante al muerte de un ser querido:
¿He hecho todo lo que pude por él?
Por que uno nunca espera el desenlace: el momento viene, sin anestesia, como un rayo en la noche.
Un propósito: Cuando esté ante un problema irremediable (como era la segura muerte de Ángel), no pensaré de entre todas las soluciones posibles la más difícil (como que no se muera, que se cure…), sino ¿qué puedo hacer en este tiempo que Dios me da, es el tiempo del descuento?
Ahora un cuento de un niño que pudo hacer algo, pero se quedó con lo más difícil: lo imposible (y nada más)…
La hoja y la madre
Una vez vivía un chaval bastante joven con su madre que estaba muy enferma. El médico, para explicarle al joven que su madre moriría pronto, le dijo que cuando la última hoja cayese y diese paso al invierno, su madre moriría. El joven se desconsoló y tristemente tomó una hoja y la ató a un árbol con una cuerda, con la esperanza de que su madre no moriría; pero su madre murió…
Quique Mateu