La verdad se puede decir al principio o al final. Si se dice al principio, cosa que se aconseja, se ahorra uno un montón de problemas…
Retrasar la verdad es entrar en crisis.
Sigue con una anécdota divertidísima…
Desesperado, el jefe mira su reloj, y convencido de que su empleado no llegará a tiempo para terminar una información importantísima para una reunión que ya empezaba, llama a su casa…
– Hola! – atiende una voz de niño, casi susurrando.
– Hola. Tu papá está?
– Está… – dice susurrando.
– Puedo hablar con él?
– No – dice el niño bien bajito.
Medio molesto, el jefe intenta hablar con algun otro adulto:
– Y tu mamá? Está ahí?
– Está
– Ella puede hablar conmigo?
– No. Ella está ocupada.
– Hay alguien más ahí?
– Sí… – susurra.
– Quién?
– Un policía.
Un poco sorprendido, el jefe continúa:
– Y qué está haciendo él ahí?
– Está conversando con papá, con mamá y con un bombero
Oyendo un gran barullo del otro lado de la línea, el jefe pregunta asustado:
– Qué ruido es ese?
Un helicóptero.
– Un helicóptero?
Sí. Es de un equipo de búsqueda.
– Qué está pasando ahí?
Y la voz susurra entre risitas:
– Ellos me están buscando