Los océanos son el espejo de lo que ocurre en el mundo. El aumento de las temperaturas y la contaminación tienen un impacto directo sobre la salud de los océanos que, a su vez, influye en lo que ocurre fuera de ellos. “¡El mar lo es todo!”, aseveraba el capitán Nemo en el viaje extraordinario de sus Veinte mil leguas de viaje submarino (1870).

Si algo caracteriza los Viajes extraordinarios de Julio Verne es el optimismo y la confianza que deposita en la imaginación científica al servicio del progreso de la humanidad. Esa colección de 62 novelas es fruto de una suerte de diseño especulativo, como evidencian algunas frases del autor: “Todo lo que una persona puede imaginar, otros pueden hacerlo realidad”. Verne no paraba de hacerse preguntas y anticipó hallazgos científicos e inventos que llegarían mucho tiempo después, por eso inventores como Isaac Peral -que ingeniará el primer submarino torpedero- llegarán a decir que este fue su guía; al fin y al cabo, el deseo de Verne era que los avances de la ciencia abrieran nuevas y humanas posibilidades de futuro.

Un viaje extraordinario. El efecto espejo de los océanos también quiere ser un viaje extraordinario en torno a una serie de preguntas e historias que emergen de los océanos, en muchos casos a partir de iconos del mundo del cine o la literatura, diseños paradigmáticos inspirados en los océanos, objetos y obras de arte que bucean en su imaginario o voces claves que estudiaron los océanos y proyectaron lo que sabemos sobre ellos.

Un viaje extraordinario. El efecto espejo de los océanos es una exposición pero también un ejercicio de diseño en sí mismo en tanto que configura un espacio en el que se exponen ideas y preguntas sobre los océanos desde el punto de vista de lo creativo. El comisario, David Barro, configura así un diseño especulativo con forma de exposición, abriendo nuevas perspectivas y escenarios, asentándose en innovaciones, pero también homenajeando los logros del pasado. Sin pretensiones predictivas, la muestra explora ese pasado y da visibilidad a acciones realizadas en nuestro presente a través de preguntas que, al tiempo que nos cuentan historias, dibujan caminos para concienciar y respetar la cultura del mar.

Porque para proteger el océano hay que conocerlo, saber que es el mayor ecosistema del planeta porque proporciona alimento a casi cuatro millones de personas, porque de su flora y fauna se extraen importantes sustancias bioquímicas para uso farmacéutico o porque produce más del mitad del oxígeno de la Tierra y es nuestro mayor sumidero de carbono. Pero también especular sobre lo que esconde, y esta exposición es un viaje plástico y visual, creativo y de conocimiento, que cuenta narrativas que tienen el océano como fondo o inspiración; son historias que nos permiten entenderlo mejor, comprenderlo y generar reflexiones de impacto y valor. Porque el mar es nuestro espejo, como ya escribía Baudelaire en su poema El hombre y el mar (1857).  

En un momento donde es habitual asistir a exposiciones inmersivas, esta muestra apuesta por la inmersión del propio espectador y su capacidad para imaginar escenarios y desarrollar su propia capacidad de agencia. A partir de paneles de diseño especulativo, textos y diagramas, piezas de diseño y artesanía, proyectos arquitectónicos, materiales y productos innovadores, obras de arte y documentos audiovisuales, se conforma una exposición pluridisciplinar y diversa, retrospectiva y prospectiva, sostenible e inclusiva, que combina historia, conocimiento y prácticas creativas innovadoras.

Al fin y al cabo, adentrarse en el océano es en sí mismo un viaje extraordinario, porque el océano tiene un carácter originario. Nuestro mundo es una gran masa marina y el agua como materia está presente en todos los aspectos de la vida. Es un complejo sistema físico, químico, biológico y cultural que ocupa más del 70% de nuestro planeta, pero que todavía es para nosotros un gran desconocido y se estima que más del 80% del océano está sin explorar. Es un lugar incierto y aproximarse a este es aventurarse a sus propias reglas, adentrarse en lo desconocido. Una acción deliberada, exigente. El mar puede ser un lugar para encontrarse, pero también para superarse, como Odiseo. Sumergirse en el océano es una sensación equiparable a la manera en que artistas, profesionales del diseño o de la ciencia se sumergen en sus respectivas tareas: una acción humilde por la modestia con la que es necesario concentrarse en un pequeño problema dentro de la inmensidad, donde hay que estar siempre dispuestos a volver a nacer.

Un viaje extraordinario. El efecto espejo de los océanos se apoya en el universo creativo para dibujar un ecosistema a modo de revisión de la relevancia de los océanos. La exposición se organiza a partir de cuatro secciones -Los océanos como escenario; Azul, nuevo verde; Las voces de los océanos; La travesía difícil- y nace muy conscientemente en una ciudad sin mar, con el convencimiento de que los océanos nacen en nosotros mismos y es importante que todos entendamos la importancia de conocerlos más, explorando preguntas y desarrollando nuestros propios escenarios. Porque si el océano puede ser nuestro espejo y destino, tendremos que pensar creativamente nuestro futuro en complicidad con este. 
 

David Barro es director de la Fundación DIDAC y comisario de exposiciones. Codirector de Plataforma. Festival de artes performativas, es director de arte y cultura de MadBlue y asesor del Programa de Diseño para la Innovación y la Sostenibilidad – Diferenza (Agencia Gallega de Innovación, Xunta de Galicia). Ha sido director gerente de la Fundación Luis Seoane y asesor de la Fundación Barrié, siendo el principal responsable de su colección.

Como comisario de exposiciones ha realizado más de un centenar de muestras individuales y colectivas, entre ellas de de reconocidos artistas como Jessica Stockholder, Axel Hütte, Alex Katz, Günther Förg, Julião Sarmento, Julian Opie, Sandra Cinto, Fernanda Fragateiro, José Pedro Croft o Berta Cáccamo. También ha sido comisario de intervenciones públicas de artistas como Pedro Cabrita Reis, Carlos Garaicoa, Lawrence Weiner, Winter & Hörbelt, Nuria Mora o Manolo Paz. En 2010 fue director artístico del proyecto de arte, arquitectura y diseño Look Up! Natural Porto Art Show, que ocupó 9 edificios emblemáticos de la ciudad de Oporto, y en 2011 del Festival Internacional de Acción Artística Sostenible SOS 4.8 de Murcia.

Ha ejercido como crítico de arte de El Cultural de El Mundo durante más de 15 años y de otras publicaciones como la revista Lápiz. También ha sido director de la revista portuguesa [W]art y de la revista Arte y parte. En 2006 funda DARDOmagazine, revista de arquitectura, diseño y arte contemporáneo y la editorial y empresa de diseño DARDO.

Como docente es profesor del Máster en Estudios Avanzados de Historia del Arte de la Universidad de Salamanca desde 2015. Entre sus numerosos libros publicados destacan ensayos como Antes de Ayer y pasado mañana o lo que puede ser pintura hoy; Imagens (Pictures) para uma representação contemporânea o Drift. Miradas cruzadas entre diseño y arte contemporáneo, así como numerosas monografías sobre artistas contemporáneos. En 2022 ha dirigido el curso Arte y Transformación en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Diseño museográfico: Mónica Maneiro, Vítor Mejuto
Diseño gráfico: Cristina Moralejo ( DARDO)