El bibliotecario me hizo callar. Me giré para verla llevándose un dedo a los labios y haciéndome señas para que la siguiera. Me llevó a la trastienda, donde me mostró los cuerpos de las personas que habían hecho demasiado ruido en la biblioteca.
El bibliotecario me hizo callar. Me giré para verla llevándose un dedo a los labios y haciéndome señas para que la siguiera. Me llevó a la trastienda, donde me mostró los cuerpos de las personas que habían hecho demasiado ruido en la biblioteca.