He aquí un poema lleno de intención.  El autor es Fray Junípero (1713 – 1784) Religioso franciscano español. Piensen que fue escrito por este franciscano en el 1700 y
valoren su vigencia.

Además de preciso, es divertido…

      DÉJAME DORMIR, MAMÁ

      Hijo mío, por favor,
      de tu blando lecho salta.
      Déjame dormir, mamá,
      que no hace ninguna falta.

      Hijo mío, por favor,
      levántate y desayuna.
      Déjame dormir, mamá,
      que no hace falta ninguna.

      Hijo mío, por favor,
      que traigo el café con leche.
      Mamá, deja que en las sábanas
      un rato más aproveche.

      Hijo mío, por favor,
      que España entera se afana.
      ¡Que no! ¡Que no me levanto
      porque no me da la gana!

      Hijo mío, por favor,
      que el sol está ya en lo alto.
      Déjame dormir, mamá,
      no pasa nada si falto.

      Hijo mío, por favor,
      que es la hora del almuerzo.
      Déjame, que levantarme
      me supone mucho esfuerzo.

      Hijo mío, por favor,
      van a llamarte haragán.
      Déjame, mamá, que nunca
      me ha importado el qué dirán.

      Hijo mío, por favor,
      ¿y si tu jefe se enfada?
      Que no, mamá, déjame,
      que no me va pasar nada.

      Hijo mío, por favor,
      que ya has dormido en exceso.
      Déjame, mamá, que soy
      diputado del Congreso
      y si falto a las sesiones
      ni se advierte ni se nota.
      Solamente necesito
      acudir cuando se vota,
      que los diputados somos
      ovejitas de un rebaño
      para votar lo que digan
      y dormir en el escaño.
      En serio, mamita mía,
      yo no sé por qué te inquietas
      si por ser culiparlante
      cobro mi sueldo y mis dietas.
      Lo único que preciso,
      de verdad, mamá, no insistas,
      es conseguir otra vez
      que me pongan en las listas.
      Hacer la pelota al líder,
      ser sumiso, ser amable
      Y aplaudirle, por supuesto,
      cuando en la tribuna hable.
      Y es que ser parlamentario
      fatiga mucho y amuerma.
      Por eso estoy tan molido.
      ¡Déjame, mamá, que duerma!

      Bueno, te dejo, hijo mío.
      Perdóname, lo lamento.
      ¡Yo no sabía el estrés
      que produce el Parlamento!