Nació en Wilamowice, actualmente diócesis de Bielsko-Zywiec, entonces archidiócesis de Cracovia (Polonia), el 26 de abril de 1860. Hizo los estudios primarios en su ciudad natal y en Kety; los secundarios en Wadowice; luego ingresó en el seminario diocesano de Cracovia.
Recibió la ordenación sacerdotal el 6 de julio de 1884. Por sus cualidades intelectuales fue destinado a perfeccionar sus estudios: en la universidad de Viena se doctoró en teología, en 1886; prosiguió sus estudios en Roma y París, y en 1890 hizo el examen de habilitación en la universidad Jaguellónica de Cracovia. Ya en su diócesis, se dedicó a la pastoral. Al año siguiente fue nombrado profesor de teología dogmática en la universidad de Lvov; más tarde llegó a ser primero decano de la facultad teológica y luego rector de la universidad. Como profesor fue muy apreciado por los estudiantes; al mismo tiempo, gozaba de la estima y amistad de sus compañeros, los profesores. Se dedicó con esmero al trabajo científico. Escribió algunas obras de arqueología cristiana.
Por sus extraordinarias cualidades de inteligencia y de corazón, el emperador de Austria, Francisco José, lo presentó al Santo Padre como candidato a la sede metropolitana de Lvov.
León XIII aceptó la propuesta y el 17 de diciembre del año 1900 lo nombró arzobispo metropolitano de Lvov de los latinos. Al tomar posesión de la archidiócesis presentó un programa pastoral muy claro, que sintetizó en la siguiente expresión: «Darse en holocausto por la causa de la santa Iglesia». La compleja situación social, económica, étnica y religiosa hizo difícil el gobierno pastoral de la archidiócesis y exigió del pastor una gran fuerza moral, una gran confianza en Dios y una fe fortificada en una oración continua. Se distinguió por su gran bondad de corazón, su comprensión, su humildad, su piedad, su laboriosidad y su celo pastoral, que brotaba de su gran amor a Dios y al prójimo. Entre las cosas que consideraba fundamentales se hallaban el desarrollo del culto al santísimo Sacramento y la Comunión frecuente.
Una forma particular de su ministerio fueron las cartas pastorales y los llamamientos a los sacerdotes y a los fieles de la archidiócesis: trataba con ellos problemas de fe y moral y al mismo tiempo cuestiones de tipo social; les hablaba del culto a la Eucaristía y al Sagrado Corazón de Jesús, de la práctica de la confesión y de la importancia de la educación religiosa y moral de los niños y de los jóvenes en la familia y en la escuela; les enseñaba a amar a la Iglesia y al Papa; se preocupaba especialmente de cultivar numerosas y santas vocaciones sacerdotales: veía al sacerdote como maestro de la fe e instrumento de Cristo, un padre tanto para ricos como para pobres; como «alter Christus», debía ser ministro de los sacramentos, debía estar dedicado a la Eucaristía para poder alimentar al pueblo de Dios con el Cuerpo de Cristo.
Dedicó grandes cuidados a la preparación de los niños para que participaran de forma plena en la santa misa. Además, promovió la construcción de iglesias, capillas, escuelas, asilos, impulsó la enseñanza para aumentar la instrucción en los fieles. Ayudaba espiritual y materialmente a sus sacerdotes y a las obras más significativas que surgían en su archidiócesis. En las cuestiones sociales estaba siempre de parte del pueblo y de los pobres; enseñaba que el fundamento de la vida social debe ser la justicia, perfeccionada por el amor cristiano. Su vida santa, imbuida de oración, trabajo y obras de misericordia, le granjeó gran aprecio y respeto por parte de todas las confesiones, ritos y nacionalidades presentes en la archidiócesis: defendió la unidad, la concordia y la paz.
Murió en Lvov el 20 de marzo de 1923. Fue sepultado en el cementerio de Janów, llamado el cementerio de los pobres, porque manifestó el deseo de que sus restos descansaran entre aquellos para los que había sido siempre padre y protector.
Fue beatificado por Juan Pablo II, en Lvov, el 26 de junio de 2001.