Anecdota leida. (Aceptamos tu consejo)
Hace unas semanas, a un niño le pusieron de tarea en el cole que escribiera las tres cosas que para él fueran de verdad un problema. El primero lo tenía clarísimo, porque lo escribió sin dudar: “Pasar al lado del Everest y que se me caiga encima”. Tela marinera. Eso sí que es un problema y no lo que de un tiempo a esta parte le pasa al Real Madrid. Menos mal que ahí estaba su mamá para contarle que las montañas no se caen tan fácilmente, que eso era imposible que pasara…
No sé si le convenció, pero el peque, muy decidido, borró lo escrito, agarró un lápiz y anotó: ”Estar encima del Everest y que venga un huracán gigante que me lleve por los aires”. La madre sacó bandera blanca. Y el niño no escribió los problemas 2 y 3. No valía la pena: ”Desde tan alto me pegaré una superleche cuando llegue al suelo y me moriré”. Fin de los demás problemas.
Iba a aprovechar esta anécdota para lanzarme a una clasificación de los problemas, pero me acaban de pasar un material estupendo de unos rapaciños portugueses. El documento se titula “Cartas para Dios”. Copio unas cuantas:
”Yo pensaba que el naranja no pegaba con el lila hasta que vi el atardecer que hiciste el martes.¡Fue espectacular!”,
”Si me miras en la iglesia este domingo, te voy a enseñar mis zapatos nuevos”,
”¿De verdad que Tú querías que así fuera la jirafa o fue un accidente?”,
”En vez de permitir que las personas se murieran y tener que hacer otras nuevas,¿por qué no te quedas con las que tienes ahora?”,
”Quizá Caín y Abel no se hubieran matado si tuvieran su propio cuarto. Esto funciona con mi hermano”,
”Leí que Edison hizo la luz. Pero en la iglesia nos enseñaron que fuiste Tú. Me parece que te robó la idea”,
“Seguro que es muy difícil para Ti amar a todas las personas del mundo. En mi familia hay sólo cuatro personas y nunca lo logro”,
“Gracias por mi hermanito, pero yo recé mucho por un perrito”,
”Por favor, mándame un poney. Yo nunca te pedí nada antes. Puedes revisar”.
ESTÁ MUY bien que en los coles enseñen muchas cosas a los niños, pero ojala todos los días les hicieran escribir. ¿Hay algún método mejor para que se retraten, para conocerles, para intuir por dónde cojearán y en qué destacarán?