Entregar hasta el Levante
Pablo, estudiante joven, ha visto claro lo que venía sopesando desde hacía tiempo: estaba seguro de que Dios le quería para Sí; así se lo relató a Antonio, el encargado de vocaciones, quien debía cerciorarse de la legitimidad de la misma.
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Éste le acogió y le preguntó que si había algo que le costaba entregarle al Señor. Después de unos segundos de duda Pablo confesó que no le iba a ser nada fácil regalarle al Señor el ser del Levante Club de Fútbol: que su padre le había hecho socio cuando era un renacuajo y ahora llevaba siempre consigo el pase, la camiseta, la bufanda el escudo y… todo lo imaginable.
El encargado le dijo que eso era lo que tenía que entregar. El chico se fue pensativo (es que duele…).
Tenía que yo ir a por unas llaves a la habitación de Antonio y contemplé emocionado que encima de su cama había un escudo, una camiseta un pase y una bufanda del Levante.